En diálogo con EL NUEVO SIGLO Víctor Salomón, sociólogo y vicario parroquial de la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús, cuenta cómo los habitantes de Petare, comuna más grande de Latinoamérica, ubicada al este de Caracas, sobreviven en medio del desabastecimiento de alimentos y medicinas
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El petróleo trajo bienestar social, carreteras y una oleada de inmigrantes que cruzaron las fronteras y llegaron a la capital de Venezuela. Venían de Colombia, de Ecuador, de Brasil, con la mirada puesta en un país que, en ese entonces, era el más desarrollado de la región. Sin más que una maleta, un pasaporte y unos bolívares en los bolsillos, muchos empezaron a construir sus casas (ranchos) sobre las faldas de las colinas del este de Caracas, donde fue creciendo Petare, la comuna más grande de Latinoamérica.
Pero los tiempos han cambiado. Con más de medio millón de habitantes Petare, un barrio que llegó a ser la base del chavismo, hoy sobrevive en medio del desabastecimiento de alimentos y medicinas. Víctor Salomón, sociólogo y vicario parroquial de la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús, en el corazón del populoso barrio, habló con EL NUEVO SIGLO sobre la situación que cotidianamente vive la gente, desesperada por la incertidumbre y el hambre. Una mirada distinta y alejada de la polarización que afecta al país.
Petare, donde adelanta su misión, es la comuna más grande de Latinoamérica, ¿cómo se vive la crisis de Venezuela allá?
Petare está al este de Caracas, es una zona muy popular, hay más de 300 barrios. La parroquia (localidad) donde nosotros estamos, que se llama Sagrado Corazón de Jesús, tiene más de medio millón de habitantes, ahí está uno de estos 300 barrios, como el José Félix Ribas, que es bastante grande.
Aquí vive gente de escasos recursos, aunque también hay algunos sectores de clase media. Aquí se está viviendo la crisis de desabastecimiento, comida y medicina, y también la violencia que le quita la vida, no sólo a los que están las protestas, sino diariamente a los que vivimos en Caracas.
¿El habitante de Petare participa en las protestas?
La mayoría de la gente está en modo sobrevivencia, así como cuando hay guerras la gente lo que busca es sobrevivir, comer, el sustento diario, la vida normal cada vez se hace más complicada. Si hay gente que asiste a las protestas, pero a la gran mayoría busca como sobrevivir. Los más jóvenes están yendo a las marchas.
¿Cómo sobreviven? ¿Cuántas veces al día comen? ¿En qué trabajan?
La tendencia es comer cada vez menos. De hecho se nota como la gente va bajando de peso. La gente retrata como de tres comidas ha pasado a dos, e incluso a una diaria. Normalmente la gente sobrevive en la economía informal, consiguiendo cosas y revendiéndolas, tal cual como en las situaciones en guerras.
La dieta diaria del “petareño” que ordinariamente era la harina precocida para hacer las arepas, ahora ha pasado a sobrevivir con base en los tuberculosos, especialmente la yuca, y las sardinas, que es la principal fuente que se consigue más económica para proteina
¿Qué historias particulares puede contar sobre la difícil subsistencia del “petareño”?
Las historias más normales, osea lo que estamos viendo, es la gente que acude a los basureros para comer, aunque la gente es muy solidaria. Nosotros tenemos al frente de la parroquia un gran basurero. Es un comedor ordinario.
Las historias que nosotros estamos más a diario es la gente que se puede ir del país, especialmente para Colombia, Brasil y Ecuador; también algunas islas del Caribe.
Al ser un barrio popular tan grande y vivir protestas diarias en otras partes de Caracas, ¿por qué cree que el “petareño” no se ha levantado contra el Gobierno?
Yo pienso que la principal razón es por sobrevivencia. Al ser un sector muy popular, la gente está buscando cómo subsistir, entonces casi que la protesta se convierte en un lujo. Aunque ahí va creciendo un descontento, que es como una bomba de tiempo, de la crisis, pues, de tener menos para comer, y no conseguir medicina, y familiares que se te mueren porque no hay medicinas, y eso va creciendo como un odio interno que uno no sabe cómo orientar esa situación.
También está el tema de miedo. Hay miembros de paramilitares progobierno que infunden miedo en la gente, no sólo en Petare, sino en toda las zonas populares, especialmente aquí en Caracas.
¿Las bolsas CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) sirven para alimentar una familia durante un mes?
Realmente no. Las cajas que están llegado con ese formato, directamente desde México con productos importados, lo que la gente relata, pues, es que para una familia de tres, les alcanza como para unos 12 días. Y la periodicidad de entrega es mensualmente. Ciertamente llega, no a todas las familias, y el mismo Gobierno reconoce que llega más o menos al 10% de la población.
Y el resto de gente, es decir, un 90% que no les llega el CLAP, ¿qué come?
El resto de la gente está comiendo tubérculos, o los cortes de los tubérculos, entre ellos principalmente la yuca, combinada con sardinas como proteínas. Nosotros en la parroquia los domingos hacemos un sancocho para alimentar a los ancianos y niños.
¿Qué le ponen al sancocho?
Se le ponen tubérculos y huesos, que a veces en la parroquia logramos comprar algunos huesos, y con eso se le da sustancia. Es muy difícil adquirir carne, porque es muy costoso. Normalmente se le pone hueso, con eso se le da sabor.
¿Cuáles son las enfermedades más comunes y qué medicinas no se consiguen?
Una de las enfermedades más comunes es la hipertensión y conseguir los medicamentos para los temas cardiacos y de diabetes. Realmente hay mucha dificultad para conseguirlo. Yo he escuchado que los que protestan dicen “yo estoy aquí porque mi mamá se murió porque no conseguí medicamentos”.
También se ve mucho como en algunas partes del barrio no llega el agua sino una vez más, se ven muchos problemas de dermatitis y sarna. Estos son algunos de los problemas básicos de salud en Petare.
Frente al desabastecimiento de medicinas, ¿han surgido o han vuelto métodos alternativos medicinales?
Claro que sí. Ha regresado toda la onda botánica de las hierbas medicinales, como sustitutas para las enfermedades. Pero claro, para problemas como la hipertensión se requiere los medicamentos, y algo que debería ser tan fácil de conseguir, cada vez es más complicado, y si se consiguen, están llegado por unos valores exorbitantes.
En estos días una señora me decía que su esposo necesitaba medicamente para las diabetes y que cada vez lo veía en una situación más precaria, porque simplemente no los puede adquirir, por el precio que tenían.
Ahora, la gente para las heridas usa sábila, y también para cuestiones gástricas. Esos es lo que más se está usando.
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