SIN apartarse de la doctrina católica sobre la indisolubilidad del matrimonio sacramental, el papa Francisco en su empeño de hacer un profundo análisis sobre el concepto de familia y los desafíos que éstas enfrentan para adecuar la misión pastoral a las necesidades de la feligresía, ha considerado que en muchas ocasiones la separación de los cónyuges es “moralmente necesaria”.
El Pontífice se refiere específicamente cuando la violencia reina en el hogar, que amén de ser injustificada es inaceptable en el proceso de formación de los hijos.
Un cambio de mentalidad para algunos, señales de una apertura para otros, han sido consideradas las múltiples declaraciones del Santo Padre en torno al concepto y retos de la familia moderna. Se ha pronunciado, entre otros, sobre la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar accedan de nuevo a la comunión, la acogida y acompañamiento a los homosexuales y, ahora la separación matrimonial.
Ante miles de peregrinos que asistieron al a audiencia general en la plaza de San Pedro, el papa Francisco habló sobre el sagrado vínculo matrimonial, la unión de un hombre y una mujer que unidos por la fe y el amor buscan la procreación y la posterior educación de los hijos, la cual reiteró debe hacerse basada en la natural diferencia sexual.
Señaló que “hay casos en que la separación es inevitable, a veces inclusive moralmente necesaria, para sustraer a los hijos de la violencia y la explotación y hasta de la indiferencia y el extrañamiento".
Su planteamiento es la visión que se ha ido despejando, con el paso de los años, en la Iglesia Católica sobre las dificultades, realidades y retos que a diario vive la feligresía. Hasta hace algunos años, la institución instaba a los miembros de la familia a soportar con paciencia y sumisión las “desdichas” matrimoniales.
El mensaje papal no es un llamado a las separaciones de las parejas, pero si a abrir los ojos ante un flagelo cada vez más creciente en el mundo como es la violencia intrafamiliar.
"Pidamos al Señor una fe grande para ver la realidad con la mirada del Señor", clamó el Pontífice, quien también alertó sobre la afectación que sufren los niños cuando sus padres se separan, la forma como se debería enfrentar ese nuevo reto y el acompañamiento pastoral en estos casos.
"¿No estaremos anestesiados respecto a las heridas del alma de los niños? Cuando más se intenta compensar con regalos más se pierde el sentido de las heridas del alma", comentó.
En otro aparte de su discurso el papa exaltó a quienes tienen las uniones sacramentales estables y duraderas. “Elogio a aquellos que sostenidos por la fe y por el amor a los hijos, dan testimonio de su fidelidad a un vínculo en el cual han creído, aunque parezca imposible hacerlo revivir", señaló.
"Pero no todos los separados sienten esta vocación. No todos reconocen, en la soledad, un llamado del Señor dirigido a ellos", subrayó, con un tono comprensivo y para nada de reproche.
"A nuestro alrededor encontramos diversas familias en situaciones así llamadas irregulares - no me gusta esta palabra - y nos hacemos tantas preguntas. ¿Cómo ayudarlas? ¿Cómo acompañarlas? ¿Cómo acompañarlas para que los niños no se vuelvan rehenes del papá o de la mamá?", se interrogó el papa argentino.
Estas reflexiones las hizo el papa Francisco un día después de que se hiciera público el Instrumentum Laboris, el documento base sobre el que trabajará el Sínodo de obispos de octubre convocado analizar la “Vocación y misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”
En ese mismo documento se propone un camino penitencial, bajo la autoridad de un Obispo, para que los divorciados vueltos a casar puedan acceder a la Eucaristía, porque consideran que estos no pueden ser excluidos de la Iglesia.
Sin embargo, el documento deja claro que no se trata de autorizar un segundo matrimonio, sino de abrir camino a su reinserción activa en la Iglesia Católica.
"El papa prepara el terreno para el sínodo de 2015 en el que se deberá llegar a un compromiso para que los divorciados que se vuelven a casar puedan acceder a la comunión", explicó el vaticanista Marco Politi, autor de la biografía de Francisco.