El debate sobre el uso de la marihuana con fines medicinales apenas comienza. A la discusión que se inició en el Congreso, con ocasión del trámite del proyecto de ley presentado por el senador Juan Manuel Galán, se han venido sumando voces que lo defienden y otras que alertan sobre un inminente salto hacia el consumo recreativo.
La iniciativa, que tuvo una audiencia pública, antes del primer debate, enfrenta grandes desafíos por sus repercusiones.
Las preocupaciones que han surgido por parte de distintos sectores, así como de la ciudadanía en general, son válidas y a diario se buscan justificaciones.
El proyecto de ley 27 de 2014, con el que Galán pretende modificar el artículo 49 de la Constitución que establece que se permite el uso de sustancias alucinógenas prohibidas bajo prescripción médica, fue sustentado con cifras de la Organización Mundial de la Salud.
De acuerdo con esas estadísticas, en 2005 murieron 35 millones de personas por enfermedades crónicas y se espera que en el 2015 aumenten en un 17% en el mundo. Además, en Colombia, según el DANE, entre 1990 y el 2005 la cifra de mortalidad por enfermedades crónicas se incrementó en un 59%.
Frente a la serie de preocupaciones y cuestionamientos que han surgido, la Fundación Ideas para la Paz, formuló “nueve preguntas que le preocupan y no se atreve a hacer”, con fundamento en evidencia científica disponible, “la cual ha ido en aumento”.
¿La marihuana medicinal es inofensiva?
Ningún medicamento es inocuo. Tal como sucede con otras sustancias, el cannabis puede tener efectos secundarios, tales como la somnolencia, desorientación, confusión e hipotensión, los cuales se pueden controlar mediante la reducción de las dosis. En muchos de estos efectos se desarrolla tolerancia y desaparecen en el curso de unos días. Sin embargo, para el uso terapéutico no hay información de efectos negativos del consumo de la marihuana, tales como daño pulmonar o el sistema inmune, trastorno de procesos cognitivos, síndrome amotivacional, trastornos de conducta o crisis psicóticas, entre otros.
“Una revisión sistemática de más de 30 estudios encontró que las drogas basadas en cannabis no están correlacionadas con el incremento de virtualmente ningún efecto colateral grave. En el caso del uso recreativo los efectos dependen de la dosis, frecuencia y modalidad de uso”, señala la Fundación.
Con respecto al riesgo de dependencia, al igual que sucede con otros medicamentos, este se incrementa con el consumo de largo plazo, lo que puede ocurrir en el caso de los dolores crónicos y esclerosis múltiple.
Pero en algunos usos médicos de largo plazo, cuando mejoran los síntomas las personas tienden a reducir las dosis, espaciarlas o incluso interrumpir el uso. La evidencia disponible indica que entre el 9 y 12% de los usuarios, dependiendo del país, puede llegar a desarrollar adicción, porcentaje que se reduce de manera ostensible en el caso de la marihuana medicinal, la cual está sujeta a mayores niveles de control.
Aun así, sostiene el estudio, no debe descartarse los riesgos de dependencia del consumo de la marihuana para fines recreacionales y sin control, los cuales se incrementan en menores de edad.
¿Puede ser la puerta de entrada para el uso de otras drogas?
La respuesta es “no, en la mayoría de los casos”. Si bien algunos estudios muestran que el consumo de marihuana antecede al de otras drogas ilícitas -como la pasta-base o cocaína.
Según el informe, la marihuana es la sustancia ilícita con mayor consumo, asociada en gran medida por la alta accesibilidad. Sin embargo, es difícil sostener que sea la puerta de entrada al consumo de otras drogas. De hecho, es el alcohol la droga que más frecuentemente antecede al consumo de drogas más peligrosas. Adicionalmente el riesgo disminuye en lo que respecta al cannabis para uso terapéutico -de acceso restringido y formulación bajo determinadas presentaciones y dosificaciones-.
¿Puede derivar en aumento del uso por parte de adolescentes que perciben esta sustancia como “inofensiva”?
No, no se ha encontrado una correlación entre uso de marihuana medicinal y aumento de la prevalencia en población adolescente. La evidencia disponible indica que en los lugares donde se ha aprobado el uso de la marihuana medicinal no ha aumentado el consumo en la población adolescente. Para el caso de Estados Unidos, evidencia científica demuestra que en los estados en los que se ha legalizado la marihuana para usos terapéuticos no ha aumentado el consumo entre jóvenes.
No hay que ignorar que el debate de la marihuana medicinal podría disminuir la percepción de riesgo de la población adolescente, por lo que se requiere delimitar de manera clara las condiciones del uso de la marihuana para fines terapéuticos (recetas, requisitos, entre otros), de manera que no se estimule el consumo de la sustancia fuera del ámbito terapéutico. Igualmente se requieren campañas que prevengan el aumento del consumo y la falsa percepción de que legalizar la marihuana medicinal equivale a aceptar que esta sustancia no tiene efectos colaterales, o que su uso cotidiano e intenso puede tener consecuencias perjudiciales.
¿Aumentará el crimen asociado al consumo de esta droga?
No, no hay evidencia que asocie el consumo de marihuana con comportamientos violentos por parte de sus usuarios. Los estudios sobre la conexión entre violencia y el consumo de marihuana y de alcohol indican que la marihuana parece disminuir la agresividad.
Existe evidencia de la tendencia al comportamiento violento asociada al abuso de alcohol o de drogas duras como la cocaína y la heroína. El consumo de marihuana, en otras palabras, no parece conducir a más violencia.
Hoy las personas que usan marihuana medicinal tienen que recurrir al mercado negro. En un mercado regulado esto se evitaría.
¿Cualquiera podrá ir a donde un médico para que le recete marihuana?
Depende del marco regulatorio que se adopte, aunque en la mayoría de los casos hay claras restricciones. Existen diferentes modelos para la regulación, con distintos niveles de acceso. Por un lado, se puede autorizar la fabricación y registro ante la autoridad sanitaria de una preparación (gotas, spray, cápsulas, aceites, tinturas, etc.) que contenga los principios activos del cannabis (THC, CBD) en una concentración estandarizada para su comercialización, al cual se accede con prescripción médica para enfermedades o afecciones claramente delimitadas. Un modelo más abierto sugiere la despenalización y autorización del cultivo o la compra de la droga cruda en dispensarios licenciados por el Gobierno, previa presentación de un carnet o certificación médica que establece una condición médica habilitante.
En cualquiera de los casos existe una regulación que define las condiciones médicas habilitantes para el consumo.
¿Terminaremos legalizando las demás drogas?
En los 23 estados en los que se ha legalizado la marihuana para usos medicinales en Estados Unidos, solo en Colorado y Washington se ha legalizado el uso recreacional.
Además, el uso médico es legal en Austria, Bélgica, Canadá, República Checa, Finlandia, Israel, Países Bajos, España y el Reino Unido, países en donde no se ha legalizado el uso no terapéutico.
¿Colombia iría en contravía de sus compromisos internacionales?
No, muchos países lo han hecho y otros tantos lo están discutiendo. Diez países del mundo han regulado el uso de marihuana medicinal y en Estados Unidos 23 estados lo han hecho. El debate está abierto en muchos países latinoamericanos como Brasil, Chile, Costa Rica, México y Uruguay.
Por otro lado, la OEA ha llamado a la necesidad de tener nuevos enfoques y soluciones efectivas para el problema de las drogas, incluyendo considerar la legalización de la marihuana medicinal.
¿Por qué estamos hablando ahora de legalización de la marihuana medicinal?
En Colombia la discusión sobre la legalización de la marihuana no es nueva. La iniciativa en curso en el Congreso (Proyecto de ley 27 de 2014) espera reglamentar el uso de la marihuana medicinal, que ya está permitido por la Constitución y la Ley 30 de 1986.
Constitución de Colombia, artículo 49 (Modificado por el Acto Legislativo No 02 de 2009): El porte y el consumo de sustancias estupefacientes o psicotrópicas está prohibido, salvo prescripción médica.
La Corte Suprema de Colombia respaldó recientemente el uso medicinal de la marihuana. La Sala Penal de la Corte indicó que el proyecto para legalizar la marihuana medicinal se trata de una facultad que tiene el Gobierno nacional de reglamentar la Ley 30 de 1986, artículo 3.
¿Poca investigación?
De acuerdo con un estudio publicado por la Universidad Nacional, durante los últimos diez años se han publicado más de 15.000 estudios sobre cannabis en el mundo, pero solo en el 0,2% han participado investigadores colombianos.
El profesor de química Fabián Parada Alfonso advirtió que es mucho lo que falta por conocer sobre esta planta, a pesar del papel protagónico que Colombia ha desempeñado respecto al tráfico de estupefacientes.
Recordó que la mayoría de publicaciones científicas se ha dedicado a divulgar el efecto de su consumo sobre enfermedades mentales, su empleo como agente terapéutico, su composición química (macro y microcomponentes) y los posibles efectos de la legalización sin restricciones o restringida a usos terapéuticos.
Agregó que se ha determinado que el consumo frecuente de marihuana puede estimular el padecimiento de episodios psicóticos y generar esquizofrenia. También se ha postulado su uso terapéutico en procesos como la esclerosis múltiple, lesiones de médula espinal, enfermedad de Parkinson, anorexia, epilepsia y glaucoma.
Desde el punto de vista legal, se han hecho estudios sobre sus posibles efectos a nivel social, cultural, político, económico y de salud pública.
En 1992, la DEA publicó un documento resolutivo sobre cannabis, en el que se indicaba que el material vegetal procedente de esta planta no tenía ningún uso médico aceptado. Así, denegó la petición para excluir la marihuana de las sustancias controladas.
Sin embargo y en contravía a esta decisión, la legislación holandesa permitió, desde el 2003, la venta de cannabis vegetal en farmacias destinado a pacientes con prescripción médica, en los cuales se habían ensayado previamente tratamientos farmacéuticos sin resultados satisfactorios.
Frente a la discusión actual recomienda consultar primero múltiples puntos de vista, desde diferentes profesiones y disciplinas. “Médicos, toxicólogos, humanistas, economistas, abogados y muchos otros profesionales son solo algunos de los actores que pueden ampliar nuestro horizonte en un tema tan sensible para el país”, concluyó el académico.
Voces en contra
El procurador Alejandro Ordóñez criticó la aprobación en primer debate de la marihuana con fines medicinales, al considerar que se dio el primer paso para que se use con fines recreativos.
“Esta es la puerta abierta, es el primer paso para la legalización total de la droga, en eso están avanzando quienes quieren legalizarla, están avanzando con estrategia, están avanzando con una pedagogía que va a terminar con la presentación del proyecto de ley de legalizadores de la droga sin restricciones”, manifestó Ordóñez.
“La Procuraduría está en contra de esos proyectos, desconocen realidades sociales que implican una afectación en la juventud y a la integridad familiar”, dijo.
El senador Álvaro Uribe, del Centro Democrático, dijo que preparan una alternativa al proyecto de ley de Galán, por las inconsistencias que contiene el texto que fue aprobado en primer debate en el Congreso.
“No aprobamos lo que se pasó en la Comisión Primera del Senado”, advirtió el expresidente Uribe, afirmando que presentarán una propuesta alternativa.
Desde la colectividad considera que “si el Estado necesita hacer investigación, que la haga el Gobierno nacional en asocio con universidades y con entidades científicas”, establecería su proyecto de ley.
“Si requieren cultivos que ellos sean un monopolio del Estado”, se incluiría en la propuesta que será radicada en los próximos días en el Congreso.
Y, frente a los temores expresados frente al paso hacia el uso recreativo, ya el senador Roy Barreras dio el paso al afirmar que con ello se evitarían las mafias que se lucran de la ilegalidad del cannabis y otras drogas.