Evaluar medidas para propiciar un crecimiento en Europa y la ratificación del deseo de que Grecia permanezca en la Eurozona fueron las conclusiones del primer encuentro entre el recién posesionado mandatario francés, el socialista Francois Hollande y la canciller alemana, Angela Merkel.
Al término de la reunión en Berlín, ambos ratificaron la importancia de una buena relación entre Alemania y Francia y el deber que tienen sus países de trabajar juntos.
Hollande, que abogó por una relación franco-alemana "equilibrada y respetuosa", dijo que en la próxima cumbre europea había que poner "todo sobre la mesa", incluso la propuesta de los eurobonos.
Merkel y Hollande dijeron en una conferencia de prensa común que quieren que Grecia permanezca en la zona euro e insistieron en que los griegos deben respetar los compromisos asumidos con la Unión Europea.
La canciller alemana declaró también que tiene "puntos de acuerdo" con el presidente francés, François Hollande, a propósito del crecimiento en Europa, pese a las diferencias expresadas en las últimas semanas.
"No tengo ningún problema con el hecho de que hay puntos de acuerdo" sobre el crecimiento, dijo la canciller al tiempo que destacó que el crecimiento es "un concepto general" que puede referirse a distintos tipos de medidas, y que hablará con Hollande de los diferentes puntos de vista que puedan tener.
La reunión entre los mandatarios francés y alemana comenzó con más de una hora de atraso debido a que el primer viaje oficial del presidente francés fue perturbado por un incidente de vuelo cuando un rayo alcanzó el avión en que viajaba, obligándolo a dar media vuelta.
François Hollande fue investido presidente de la República Francesa en una ceremonia celebrada por la mañana en el palacio presidencial del Elíseo, en la que prometió luchar contra todas las discriminaciones en Francia e instó a "una nueva vía en Europa".
Por la tarde, Hollande tomó su primera gran decisión del quinquenio, al nombrar como primer ministro al diputado socialista y alcalde de la ciudad de Nantes Jean-Marc Ayrault. (Ver nota anexa)
"A partir de este día, usted encarna Francia, usted simboliza la República y usted representa al conjunto de los franceses", le dijo el presidente del Consejo Constitucional, Jean-Louis Debré, a François Hollande, que desde ese momento preciso pasó a ser formalmente el presidente de la República.
En el discurso pronunciado inmediatamente después, el flamante presidente afirmó que deseaba "abrir una nueva vía en Europa".
"Dirijo a los franceses un mensaje de confianza. Somos un gran país que supo siempre superar los desafíos", agregó.
"Mido el peso de los problemas que debemos enfrentar: una deuda masiva, un crecimiento débil, un desempleo elevado, una competitividad degradada, una Europa que sufre para salir de la crisis", dijo, y subrayó luego que "no hay fatalidad".
Hollande afirmó que espera "abrir una nueva vía en Europa", y propondrá a los dirigentes europeos un "nuevo pacto" que una la reducción de las deudas públicas a "un indispensable estímulo de la economía".
Insistió asimismo en la necesidad de reciprocidad en los intercambios comerciales de la Unión Europea con el resto del mundo.
En el plano interno, Hollande hizo hincapié en la imparcialidad del Estado y en la necesaria unidad de los franceses e, invocando los valores de la República, prometió luchar "contra el racismo, contra el antisemitismo y contra todas las discriminaciones".
La ceremonia de investidura se realizó respetando el protocolo tradicional. Hollande llegó por la mañana al palacio presidencial y recorrió la alfombra roja desplegada en el patio de honor del edificio y Nicolas Sarkozy, el presidente saliente, bajó la escalinata de la entrada para recibirlo al pie de ella.
El presidente saliente y el electo se dirigieron luego al despacho presidencial para una reunión a puertas cerradas, durante la cual el jefe de Estado saliente transmitió a su sucesor los códigos relativos al armamento nuclear.
Terminada la reunión, Sarkozy abandonó el palacio del Elíseo, donde comenzaba la ceremonia de investidura, en la que Hollande recibió el collar de gran maestro de la orden de la Legión de Honor y Debré proclamó su investidura.
Electo el 6 de mayo con 51,6% de los votos, François Hollande, de 57 años, es el séptimo presidente de la Quinta República Francesa y el segundo socialista que ocupa el cargo, después de François Mitterrand./EL NUEVO SIGLO – AFP