El jefe del ejército egipcio, Abdel Fatah Al Sisi, llamó el miércoles a los ciudadanos a salir a la calle a apoyar una intervención "contra el terrorismo", en declaraciones calificadas por islamistas de "amenazas" que "no impedirán" las manifestaciones a favor del derrocado presidente Mohamed Mursi.
"Insto a todos los egipcios honrados a salir a la calle el viernes para otorgarme un mandato para terminar con la violencia y el terrorismo", declaró Sisi durante un discurso en una ceremonia militar retransmitido por televisión.
Sisi, quien dirigió el pasado 3 de julio un golpe militar contra Mursi, tras una serie de multitudinarias manifestaciones contra el entonces mandatario, afirmó que había advertido a este último de que debería renunciar a su cargo o llevar a cabo un referéndum.
"Veo que algunos quieren arrastrar el país hacia un túnel sombrío", añadió, en alusión a los disturbios que sacuden el país desde hace casi un mes.
Y reiteró que el ejército se había limitado a cumplir la voluntad del pueblo destituyendo a Mursi, al que se refirió como el "expresidente", sin citar su nombre.
Poco después, un dirigente de los Hermanos Musulmanes rechazó las "amenazas" del jefe del ejército.
"Vuestras amenazas no impedirán a millones de personas seguir manifestándose" para pedir la vuelta de Mursi, declaró en Facebook Esam El Erian, uno de los dirigentes del movimiento islamista.
Horas antes, un policía murió y 28 personas más resultaron heridas al estallar un artefacto explosivo en la gobernación de Dahqaliya, en el delta del Nilo (norte de Egipto), según los servicios de salud.
Por otra parte, varios hombres armados mataron este miércoles a dos soldados egipcios en el Sinaí, una región fronteriza con Israel y la franja de Gaza. Unos 30 soldados, policías y civiles murieron en esta región desde el derrocamiento de Mursi, lo que muestra un fuerte incremento de la violencia en la península.
El ejército egipcio, que intensificó su presencia y sus operaciones en el Sinaí, registró una decena de yihadistas muertos.
Los problemas en el Sinaí se agregan a las tensiones políticas, que causaron unos 170 muertos en el resto del país desde el fin de junio.
En el plano diplomático, Catar, principal apoyo de los Hermanos Musulmanes en Egipto, se declaró "sorprendido por la permanencia en detención del presidente electo Mohamed Mursi, con los riesgos que eso conlleva para la gloriosa revolución del 25 de enero" de 2011, que derrocó al régimen de Hosni Mubarak.
La solución a la crisis en Egipto pasa por "una solución política, basada en el diálogo en el marco de la unidad nacional. Esto no puede hacerse en ausencia de una de las partes y la permanencia en detención de sus dirigentes", añadió, refiriéndose a los líderes de los Hermanos Musulmanes, detenidos tras el derrocamiento de Mursi.
Los partidarios de Mursi, destituido el 3 de julio por el ejército, reclaman su vuelta al poder insistiendo en que es el primer presidente egipcio elegido democráticamente.
Sus adversarios estiman que se había desacreditado él mismo con su gestión en provecho de los Hermanos Musulmanes y que las manifestaciones multitudinarias de junio para reclamar su dimisión ponían de manifiesto su pérdida de legitimidad.