Los manifestantes abandonaban este martes las calles de Hong Kong, donde sólo quedaban pequeños grupos, tras la decisión de los líderes estudiantiles de dialogar con el gobierno presionados por la opinión pública.
Entre 200 y 300 manifestantes seguían desplegados el martes por la mañana en los tres puntos de la concentración que han acogido a decenas de miles de personas desde el pasado 28 de septiembre.
La excolonia británica que pasó bajo tutela de Pekín ha ido recuperando el pulso desde el lunes, con la vuelta al trabajo de buena parte de los hongkoneses, la reapertura de muchos colegios y el fin del bloqueo a la sede del gobierno, donde 3.000 funcionarios han podido volver a sus puestos.
Pero algunas calles todavía seguían cortadas este martes por lo que varias líneas de autobús fueron desviadas. El tráfico seguía muy denso, con muchos atascos y los metros abarrotados de gente, suscitando la frustración de los usuarios.
El movimiento ha recibido el apoyo de una buena parte de la opinión pública pero después de ocho días de parálisis el descontento es creciente.
Los estudiantes, que se reunieron el lunes por la noche con un representante del gobierno para "discusiones preliminares" a la apertura el diálogo oficial, han aceptado replegarse.
"Tendremos varias rondas de negociaciones", explicó Lester Shum, secretario general adjunto de la Federación de Estudiantes de Hong Kong, una de las promotoras de la movilización.
Por su parte, Ray Lau, encargado en el gobierno local de Asuntos Constitucionales y del Continente, manifestó su "esperanza" de que haya "respeto mutuo" en estas negociaciones que espera que se inicien esta semana.
Lau tiene previsto reunirse con estudiantes este martes para fijar la fecha y el lugar del inicio de negociaciones que se llevarán a cabo con la número dos del ejecutivo local Carrie Lam.
Hong Kong atraviesa su peor crisis política desde la devolución de la excolonia británica a China en 1997.
China ha aceptado instaurar el sufragio universal en la próxima elección del jefe del ejecutivo del territorio autónomo en 2017 aunque espera conservar el control sobre las candidaturas, una propuesta inaceptable para el movimiento prodemocracia.
Los manifestantes reclaman también en vano la dimisión del número uno del ejecutivo Leung Chun-ying, al que ven como una marioneta de Pekín.
En escenas nada frecuentes en Hong Kong, la policía recurrió el 28 de septiembre a gases lacrimógenos contra los manifestantes.
La prensa local e internacional llegó a evocar la represión del movimiento democrático de Tiananmen en 1989 que, según fuentes independientes, dejó varias centenas de muertos --hasta más de 1.000 -- en Pekín, sin contar el resto de China.