El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo este domingo que la paciencia de su gobierno ante las manifestaciones opositoras que desde hace más de una semana piden su dimisión tiene "límites" y endureció de nuevo su tono contra los participantes en el movimiento.
Mientras los manifestantes volvían a las calles de Estambul, Ankara o Izmir (oeste), el jefe de gobierno retomó su retórica ofensiva contra los "terroristas" y los "vándalos" y denunció un complot "organizado en el interior y en el exterior" del país.
A lo largo del día, Erdogan multiplicó los discursos televisados ante multitudes de partidarios reunidos por su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) para ocupar espacio en los medios.
A su llegada a última hora del domingo a Ankara, Erdogan mostró su impaciencia ante la persistencia de la concentración que ya dura diez días. "Hemos tenido paciencia y seguimos teniendo paciencia, pero nuestra paciencia tiene límites", declaró.
"No rendiremos cuentas ante grupos marginales, sino ante la nación, (...) la nación nos condujo al poder y es ella la única que nos sacará", prosiguió ante una multitud que gritaba: "Turquía está orgullosa de ti".
Erdogan se citó con sus adversarios en las elecciones municipales de marzo de 2014. "Tened paciencia todavía siete meses en vez de ocupar (el parque) Gezi (en Estambul) o (el parque) Kugulu (en Ankara)", dijo.
"Hablan de democracia, de libertades y de derechos, pero no los conseguirán a través de la violencia sino de la ley".
Poco antes, el primer ministro turco pidió a sus simpatizantes congregados en Adana (sur) que den a la juventud que cuestiona el poder en Estambul, Ankara y otras ciudades de Turquía "una primera lección por vía democrática en las urnas".
Desde el inicio del movimiento, los manifestantes acusan al primer ministro de autoritarismo y de querer islamizar el país.
Mientras el domingo por la noche Erdogan pronunciaba su enésimo discurso del día en Ankara, la policía intervenía en esta ciudad con cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar una concentración de varios miles de personas. Se produjeron varias detenciones.
Durante toda la tarde, decenas de miles de manifestantes ocuparon la plaza Taksim de Estambul para celebrar un concierto-mitin donde se mezclaron las consignas anti-Erdogan, las canciones y eslóganes como "¡gobierno, dimisión!".
Demostración de fuerza
El sábado por la noche, la plaza Taksim y el parque Gezi de Estambul, cuya anunciada destrucción provocó la contestación, registraron la mayor afluencia de manifestantes desde el comienzo del movimiento debido a la presencia de numerosos hinchas de los tres grandes clubes de fútbol de la ciudad, Galatasaray, Besiktas y Fenerbahçe.
Buse Albay, una arquitecta de 25 años, prometió permanecer en el lugar "el tiempo necesario", hasta la dimisión de Erdogan.
En Izmir (oeste), miles de manifestantes salieron a la calle, según un fotógrafo de la AFP.
Durante la noche del sábado al domingo, ya se registraron incidentes violentos en Ankara. Además, según los medios turcos, también se produjeron enfrentamientos en Adana (sur) tras una manifestación entre opositores y partidarios del primer ministro.
Estos incidentes y la estrategia de confrontación adoptada de nuevo por Erdogan este domingo, despiertan inquietudes y plantean preguntas sobre cómo continuará el movimiento y los riesgos de escalada entre los dos campos.
El AKP decidió organizar el próximo fin de semana dos reuniones públicas, el sábado en Ankara y el domingo en Estambul, para lanzar oficialmente la campaña del partido para las elecciones municipales del año que viene, pero también para dar su réplica a las manifestaciones.
El proyecto de acondicionamiento de la plaza Taksim prevé la destrucción del parque Gezi y de sus 600 árboles, situado junto a la plaza Taksim.
La violenta intervención de la policía el día 31 de mayo por la mañana para desalojar a los manifestantes que ocupaban el parque provocó enfrentamientos que se transformaron luego en el mayor movimiento de protesta contra el gobierno islamista conservador en el poder desde hace una década.
Esta oleada de protestas debilitó al gobierno de Erdogan, criticado por aliados clave como Estados Unidos o la Unión Europea por la brutalidad de la represión policial.
AFP