El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan pidió este viernes un "cese inmediato" de las manifestaciones antigubernamentales que sacuden el país desde hace una semana, a su vuelta a Turquía tras una gira por el Magreb.
"Hago un llamado al cese inmediato de las manifestaciones, que han perdido su carácter democrático y se han vuelto vandalismo", dijo ante una multitud de miles de sus seguidores que fueron a recibirlo al aeropuerto Ataturk, en Estambul.
El primer ministro agradeció a sus partidarios por su calma y les pidió "volver a casa"
"Se han quedado tranquilos, han sido responsables y han demostrado sentido común. Ahora vamos a volver todos a casa", dijo Erdogan, flanqueado por su esposa y varios ministros.
Aseguró que él no era sólo "el primer ministro del 50%" de los turcos, sino que siempre había "estado al servicio de los 76 millones" de ciudadanos turcos, sin hacer discriminaciones.
"No podemos cerrar los ojos ante los abusos de los que destrozan nuestras ciudades, dañan la propiedad pública y hacen sufrir a la gente", afirmó.
Erdogán también rindió homenaje a la policía, que "trabajar para garantizar nuestra seguridad" y es "un baluarte contra los terroristas, anarquistas y vándalos", aunque admitió que ha podido hacer un uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes.
Horas antes, en declaraciones a la prensa en Túnez, Erdogan, reiteró que no cederá frente a las manifestaciones, denunció la implicación de "terroristas" en el movimiento de contestación y descartó renunciar al polémico proyecto de urbanización de la plaza Taksim, en Estambul.
Este proyecto fue la chispa que desencadenó la ola de protestas en contra de su gobierno. "Llevaremos este proyecto hasta el final (...) no permitiremos que una minoría dicte su ley a la mayoría", exclamó.
Erdogan denunció, además, la presencia de "extremistas", algunos de ellos "implicados en terrorismo", aludiendo a un grupo de extrema izquierda que reivindicó un atentado contra la embajada de Estados Unidos en Ankara, en febrero.
Evidenciando el nerviosismo de los mercados frente a la intransigencia de Erdogan, la bolsa de Estambul cayó en un 4,70% al cierre el jueves.
La jornada del jueves se desarrolló con una fuerte movilización sindical y nuevos enfrentamientos entre la policía y manifestantes en Ankara.
El miércoles, decenas de miles de personas desfilaron en las principales ciudades respondiendo al llamamiento de dos poderosos sindicatos de izquierda, sobre todo en Estambul y Ankara, para exigir la renuncia del jefe de gobierno.
En Adana (sur), un policía murió el jueves como consecuencia de las heridas recibidas al caer de un puente en obras cuando perseguía a varios manifestantes, informó la televisión privada NTV.
Se trata de la tercera víctima desde el inicio de la ola de contestación, después de la muerte de dos manifestantes.
El miércoles también hubo enfrentamientos en Rize (a orillas del mar Negro, noreste) entre adversarios y partidarios del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), en el poder desde 2002. Según la televisión CNN Türk, centenares de personas atacaron a unos 25 jóvenes que preparaban una protesta.
Determinación
Para evitar actos de violencia, el viceprimer ministro, Huseyin Celik, exhortó a los miembros del AKP a no ir a recibir a Erdogan al aeropuerto, cuando regresase de Túnez. "El primer ministro no necesita hacer gala de su poder", dijo Celik.
Sin embargo, el mismo Erdogan había insinuado, el sábado pasado, el caracter de esta bienvenida.
"Si quieren organizar concentraciones (...), cuando ellos reúnan a 20 personas, yo reuniré a 200.000, y cuando ellos sean 100.000, yo movilizaré a un millón de miembros de mi partido". Recordó además que el AKP obtuvo más del 50% de los votos en las elecciones generales de 2011 y se mostró confiado en ganar los comicios locales de 2014.
"Tengo miedo porque no sé qué va a hacer", confió un par de horas antes del regreso de Erdogan a Turquía Ezgi Ozbilgin, una profesora de 24 años. "Sus seguidores son ovejas", agregó. "Si Erdogan les dice que luchen, lo harán".
A pesar del discurso conciliador del viceprimer ministro, Bulent Arinç, los jóvenes manifestantes, que denuncian el autoritarismo del primer ministro y la islamización de la sociedad turca, siguen decididos a continuar las protestas.
El miércoles, una delegación de representantes del movimiento de protesta entregó a Arinç una lista de exigencias que incluye la destitución de los jefes de la policía de varias ciudades, entre ellas Estambul y Ankara, así como la liberación de las personas detenidas.
Arinç había pedido el martes disculpas a los manifestantes heridos y había asegurado que el gobierno aprendió una "lección" de los incidentes.
Erdogan anunció el jueves que siete extranjeros "implicados en los disturbios" habían sido detenidos en Turquía. El ministro del Interior, Muammer Güler, indicó posteriormente que cinco de los siete detenidos --dos franceses, dos iraníes, un griego, un alemán, y un estadounidense-- habían sido liberados.
Además de los tres muertos, los enfrentamientos han dejado 4.355 heridos en una semana, de los cuales 47 están en estado grave, declaró el jueves el sindicato de médicos turcos. El último balance oficial hacía referencia "a más de 300" heridos./AFP