Violentos choques entre las fuerzas del orden y unos 16.000 campesinos sin tierra dejaron el miércoles 30 policías y 12 trabajadores rurales heridos en la capital de Brasil, una de las sedes del Mundial de fútbol que comienza en junio.
De los 30 policías, un total de ocho fueron heridos de gravedad "al ser golpeados con piedras, pedazos de palos y barras de hierro", dijo la policía en un comunicado. La prensa brasileña precisó que los ocho necesitaron atención médica pero su vida no está en riesgo.
Un total de 12 campesinos también resultaron heridos por la policía, que disparó balas de goma y gases lacrimógenos, señaló por su lado el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil (MST) en una nota.
La policía comenzó a reprimir a los manifestantes, que protestaban contra el gobierno por la "paralización de la reforma agraria", cuando algunos derrumbaron vallas de la plaza situada frente al palacio presidencial, constató un fotógrafo de la AFP.
La protesta de los sin tierra, que fue vigilada por unos 600 policías, coincide con nuevas manifestaciones pequeñas pero violentas este mes en Rio de Janeiro, otra de las 12 sedes del Mundial, contra el alza de los precios del transporte y el gasto público para la Copa. El jueves pasado, una protesta dejó cinco heridos y un camarógrafo muerto.
Brasil fue sacudido por violentas manifestaciones en junio pasado, cuando más de un millón de personas salieron a las calles durante la Copa Confederaciones protestando por el alza del precio del transporte y la corrupción de la clase política.
Desde entonces las manifestaciones han caído en número de participantes y en frecuencia, pero se han radicalizado.
- Balas de goma y gases frente a la presidencia -
"Queríamos hacer un acto delante de la Presidencia. Montamos unas barracas como las de nuestros campamentos, pero cuando la policía nos vio sacando los materiales del autobús se lanzó sobre nosotros con los gases, con todo", dijo una representante del MST que no se identificó.
La presidenta Dilma Rousseff no se encontraba en el palacio presidencial en el momento de la protesta.
Al otro extremo de la plaza, la Corte Suprema suspendió la sesión ante el gran número de manifestantes.
"No ha habido intento de invasión del edificio de la corte, pero ante el tamaño de la manifestación la seguridad aconsejó suspender la sesión", confirmó una portavoz de la institución a la AFP.
"Dilma ruralista [favorable al agronegocio]" y "Brasil golpea a su propio pueblo" gritaban los miles de Sin Tierra tras el enfrentamiento, cuando decidieron dispersarse y abandonar la plaza.
Los campesinos del MST, que conmemora 30 años de la creación de la combativa organización, reclaman al gobierno acelerar la reforma agraria que aseguran está casi paralizada.
"La reforma fue parando, está lenta, la cuestión son los poderes: es el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, pero también es la justicia y la bancada ruralista [un gran número de diputados favorables al agronegocio] en el Congreso", denunció uno de los manifestantes, que se identificó solo como Ramos y lleva 17 años en el MST.
"Queremos la tierra dividida para quien produce alimentos sanos, y no concentrada en los que solo especulan para ganar dinero", coreaban un mar de hombres, mujeres y niños enfundados en banderas y camisetas rojas del Movimiento.
El MST asegura que cerca de 100.000 familias del movimiento esperan la concesión de tierras, y mientras tanto habitan precarias barracas de lona negra en las márgenes de las carreteras en todo el país.
El último Congreso de los Sin Tierra había tenido lugar en 2007 en Brasilia.
Durante la Copa Confederaciones en junio, los manifestantes lograron invadir el techo del Congreso e intentaron en varias ocasiones llegar al palacio presidencial, lo que ha redoblado la vigilancia policial en la capital.
El MST fue creado en 1984, todavía en la dictadura, para buscar tierras para los desposeídos en este país de gigantes latifundios y donde persiste una enorme brecha entre ricos y pobres.
Treinta años después, el MST plantea un nuevo modelo de reforma agraria que permita sobrevivir a los agricultores en el actual contexto de un inmenso y lucrativo agronegocio exportador./AFP