La lucha de las mujeres contra la discriminación, la inequidad y la violencia ha sido prolongada. Hay que recordar que en tiempos pasados prácticamente no tenían derechos, ni al voto, a poseer bienes, ni a ingresar a la universidad.
Las cosas ahora son diferentes. Hoy más mujeres que varones van a la universidad. Las que se han preparado escalan las más altas posiciones. Hay que recalcar estos avances en la sociedad occidental. Lamentable que aún en algunas partes del planeta se discrimine y cohíba a las mujeres por cuestiones de índole religiosa fundamentalista.
El caso de la niña paquistaní, Malala Yousafzai, es una prueba del fanatismo violento contra ellas. Extremistas talibanes le dispararon en la cabeza por pedir educación para las mujeres. En la celebración de su cumpleaños número 16 pronunció un vibrante discurso ante la Organización de Naciones Unidas -ONU-. Expresó lo esencial que es la educación, ya que mediante esta se podría cambiar el mundo. Dijo que ‘libros y lápices son nuestras armas más potentes’; ‘la educación es la única solución’. Recibió nutridos aplausos de la audiencia. Lo afirmado por Malala es una verdad irrefutable, la educación es la clave del desarrollo y crecimiento en cualquier país del mundo.