Tras apenas tres semanas en funciones, el presidente francés Emmanuel Macron parte con buen pie en su audaz apuesta de obtener una mayoría parlamentaria con un partido formado hace apenas un año, una condición indispensable para aplicar sus reformas.
El jefe de Estado más joven de la historia de Francia arrancó un verdadero maratón tras su investidura el 14 de mayo. Se reunió con la jefa del gobierno alemán Angela Merkel, visitó las tropas francesas en Malí y destacó entre los líderes mundiales durante la última cumbre del G7.
El jueves, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la salida de su país del Acuerdo de París sobre el clima, capitaneó la respuesta europea a favor de la lucha contra el cambio climático.
Llegó incluso a desafiar a su homólogo estadounidense, abogando por "devolver la grandeza a nuestro planeta", una versión modificada del famoso lema de Trump "Devolver a Estados Unidos su grandeza".
En el plano nacional, este centrista proeuropeo de 39 años cumplió con una promesa electoral de nombrar un gobierno variopinto, con políticos de la izquierda, de la derecha y del centro, y caras nuevas.
El único caso que ha empañado su inicio de mandato no lo implica directamente a él, sino a uno de sus ministros, Richard Ferrand, que está siendo investigado por un acuerdo inmobiliario presuntamente irregular que se remonta a 2011.
Ferrand, ministro de Cohesión del Territorio y uno de los primeros apoyos de Macron, habría beneficiado a su esposa de la atribución de un contrato de alquiler por parte de un fondo mutual de la que él era entonces director general.
La justicia abrió una investigación preliminar contra Ferrand, pero hasta ahora este caso no parece haber empañado la imagen de Macron.
Su próximo desafío son las elecciones legislativas a dos vueltas del 11 y 18 de junio, en las que parte en posición de fuerza.
Su movimiento, La República en Marcha, creado hace apenas un año, se perfila como gran favorito, con alrededor de 30% de intención de voto, según los sondeos, y al menos 335 diputados, por encima de la mayoría absoluta de 289 escaños.
Los Republicanos (derecha) y el Partido Socialista, que se alternaban en el poder desde hace cerca de medio siglo, buscan una revancha electoral. Sin embargo, las encuestas los ubican por detrás del partido de Macron, con cerca de 22% y 12% respectivamente.
- 'Buena disposición' -
La extrema derecha, que esperaba convertirse en "el primer partido de la oposición" después del resultado histórico en la segunda vuelta de las presidenciales de su líder, Marine Le Pen, obtendría apenas un 18%.
Para el politólogo Jérôme Sainte Marie, de la encuestadora PollingVox, Macron parte con grandes posibilidades de obtener una mayoría clara en las legislativas.
Su partido, explica, se beneficia de "la ausencia de una oposición unificada, con cuatro partidos muy divididos".
A esto, se suma "una buena disposición de los electores" con Macron, apunta Frédéric Dabi, del instituto de sondeos Ifop.
"Es sorprendente que, aparte de los simpatizantes del FN, Macron lidere todas las proyecciones, incluso entre los electores de la derecha, donde obtiene un 80% de opiniones favorables", señaló Dabi a la AFP.
Macron, que confía en la "coherencia" de los franceses, pidió a los electores que le concedan en las legislativas una "mayoría de cambio". Su margen de maniobra al frente de la presidencia dependerá del resultado que obtenga su movimiento en esos comicios y de las posibles alianzas con otras formaciones.