Macron, República total | El Nuevo Siglo
Domingo, 18 de Junio de 2017
Pablo Uribe Ruan
En la segunda vuelta de las legislativas, el movimiento la “República en Marcha” hoy seguramente logrará sin problemas la mayoría absoluta en el Congreso, logrando una estabilidad política para impulsar sus controvertidas reformas, que buscan modernizar aspectos laborales, productivos y pensionales en una Francia con una alta tasa de desempleo

____________________

El régimen político en Francia puede cambiar a partir de hoy. El partido “La República en Marcha”, de Emmanuel Macron, es el amplio favorito para lograr una mayoría absoluta en la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias, prometiendo reformas de fondo que cambien el modelo político e institucional del país. 

Estancada en un bipartidismo, entre socialistas y gaullistas (conservadores), Francia enfrenta el desgaste de la política tradicional. La gente, hastiada de la corrupción y los impuestos, se ha abalanzado sobre una propuesta que no parta de izquierda o derecha, irresolubles de sus problemas, hacia el centro, que pocos son capaces de definir, incluso el mismo Macron, pero inspira una renovación total de los políticos, las instituciones y la economía. 

Alejándose de las categorías, Macron reúne lo mejor de cada tendencia, sea de izquierda o derecha, no por un simple ejercicio retórico, sino para demostrar que su política está basada en un pragmatismo puro. Insiste en la importancia de la libertad de mercado y defiende la propiedad privada, como un terrateniente en tiempos de reforma agraria, pero cree firmemente que el Estado, en sus justas proporciones, es esencial para el desarrollo de la educación o la salud, además, de estar favor de la migración, sin límites. 

En la propuesta hay una nostalgia de grandeza. Francia ya no es la líder de antes. El auge de Alemania en la Unión Europea e Inglaterra, que pasa por momentos de crisis, pero se ha arriesgado a tomar el rumbo de la Revolución Tecnológica desde otro ángulo, despertando un aura imperial, le ha quitado fuerza a nivel internacional. 

Mayorías en “Marcha” 

Los resultados del domingo pasado mostraron el poderío de “La República en Marcha”. Salvo que pase algo extraordinario, el partido, fundado hace sólo 14 meses, logrará 400 escaños, a sólo 117 para copar el total de los asientos que hay en el Parlamento. Por los detalles del sistema electoral los franceses vuelven a votar hoy, después de ocho días cuando casi todos los aspirantes no obtuvieran el 50% de los votos en su circunscripción, obligando a una segunda vuelta legislativa. 

La hazaña política –no hay otra manera de calificarla- se debe el escepticismo de Macron frente a los partidos tradicionales y la maratónica búsqueda de aspirantes cuyos perfiles representan un aire nuevo en el congreso de Francia. El Presidente ha desmitificado la idea que sin experiencia no se puede hacer política, una afrenta contra los barones electorales que, como en cualquier país, defienden su hegemonía constituida en el tiempo. 

En una tarima frente al Museo del Louvre, convirtiéndose en el presidente más joven de la historia de Francia, el 14 de mayo Macron supo que su llegada al Elíseo tenía un sabor agridulce si perdía las elecciones legislativas de hoy. Por eso, enfocó todos sus esfuerzos en construir una fuerza capaz de satisfacer a un electorado cansado de los políticos y las elecciones.

A partir del siguiente día, le dio fuerza a su imagen de “sin partido”. Supo que para ello debía incorporar nombres novedosos que refrescarán el acartonado congreso. Y lo logró: sólo en un mes. 

Aspirantes universales

La mitad de sus candidatos están en política por primera vez, un riesgo que por lo general hace trizas a los partidos que intentan mostrar una imagen diferente. La colectividad, partida en dos, tiene el mismo número de hombres que de mujeres, en un país donde la mujer suele estar empoderada. Además, el promedio de edad entre los aspirantes es de 43 años, sólo cuatro más que él. ¿No es muy atrevida la apuesta, sobretodo por desechar la experiencia? 

Con una tasa de desempleo del 9,5%, Macron busca el equilibrio entre los derechos sociales y el desarrollo sostenible de la economía

Dentro de los aspirantes hay un premio nobel de matemática, una rejoneadora y un bombero. Ninguno ha hecho política. Nunca han pisado el Congreso, ni tampoco el Elíseo. A todos, sin excepción, los une este proyecto que promete revolcar el sistema político francés, moribundo por el último gobierno socialista. 

Cédric Villani, premio nobel de matemáticas en 2010, es uno de los que conforma la amplia lista. Seguro de ganar un escaño en el Parlamento, por el resultado de hace ocho días que casi le da el 50% de los votos necesarios, este aspirante rompe con todos los esquemas. Prefiere usar  un  foulard puesto afuera de su camisa que una corbata, lidera una charla sobre la creatividad como proceso científico para conseguir votos y reitera que el conocimiento universal es el bien más preciado de la humanidad, pese a su obsesión por los algoritmos. “No hay que ceder jamás a la tentación de encerrar al especialista en su especialización”, le dice a los medios europeos de la alianza Lena. 

Villani no es el único con un perfil por fuera de los estándares tradicionales. Rejoneadora de profesión, Marie Sara ha cambiado los toros por la política. Esta rubia del nororiente de Francia es una de las futuras parlamentarias con más peso dentro de la bancada de “En Marcha”. Al igual que ella, Jean-Marie Fiévet, un bombero, también los acompaña dentro de la bancada, con amplias posibilidades de ganar. 

En contraste, las tradicionales fuerzas políticas, y otras no tan antiguas,  tratarán de evitar el peor resultado electoral de su historia. “Los Republicanos”, que le apostaban a ser mayorías en el Parlamento tras la derrota en las presidenciales, sólo conseguiría entre 85 a 125 escaños. Pero aún, la extrema derecha de Marine Le Pen, quien llegó a segunda vuelta contra Macron, no alcanzará más de 10 parlamentarios, quedando ni siquiera con una bancada parlamentaria. ¿Por ósmosis terminará convirtiéndose en un apéndice de los Republicanos?

Pero la derecha no será la principal víctima de esta jornada electoral. El hasta hace dos meses partido de gobierno, el socialismo, da patadas de ahogado. De ser la mayoría en el Congreso, quedaría reducido a 35 escaños, confirmando el fracaso político de François Hollande, al que responsabilizan de semejante debacle. El movimiento de izquierda alternativa, “Francia Insumisa”, de Jean-Luc Melenchon tampoco obtendrá más de 21 asientos, pese al auge que tuvo su discurso en un momento de la campaña presidencial. 

El desasosiego

No todo pinta bien en la Francia de Macron. El domingo pasado la abstención rompió una cifra récord al llegar a 51 por ciento. La sociedad francesa, acostumbrada a participar masivamente en sus asuntos públicos, se está aburriendo de los vicios de la política actual. Entonces, como se demostró ese día, prefiere quedarse en casa, antes que ir a votar. 

La esperanza que genera “La República en Marcha” hizo que la abstención no fuera más alta. Pero los votantes de los demás partidos, extrema derecha, socialismo y  comunismo, no se hicieron presentes en las urnas. Eso explica cómo el Frente Nacional de Le Pen, segunda fuerza en las presidenciales, terminara casi de último. 

Al final de la primera vuelta de las legislativas, el Ministro del Interior, Edouard Phillippe, dijo que recibía los resultados con satisfacción, aunque el abstencionismo opacaba la jornada. Porque, como parece ser, la mitad del país aún no está dispuesta a aceptar un proyecto reformista que  rompe con los cimientos de la Francia de la Quinta República. 

El antiguo régimen

El secretario general del sindicato Fuerza Obrera, Jean-Claude Mailly, uno de los más grandes de Francia, ha dicho que no está de acuerdo con un documento que prevé la reforma laboral que va impulsar Macron, tan pronto logre mayorías en el Parlamento. Este sindicalista, quien estuvo detrás de las enormes movilizaciones contra François Hollande,  acusa al Presidente de incumplir los acuerdos que fijaron cuando visitó el Elíseo. El documento, base de sus críticas, fue filtrado a los medios, por lo que aún no ha habido ninguna reacción del Gobierno al respecto. 

Mailly es la clara representación de los obstáculos que Macron tendrá que superar. Defensor de los derechos sociales logrados por los trabajadores en el gobierno socialista de François Miterrand (1981-1995), no está dispuesto a ceder un milímetro frente a las horas laborales, las pensiones y la educación, entre otras cosas más. 

Las fuerzas de lo que en Francia llaman, “el antiguo régimen”, están dispuestas a paralizar las calles por las promesas reformistas de Macron, que ven como una amenaza a sus derechos sociales. La derecha, en tanto, intenta demostrar su debilidad frente a la amenaza terrorista y su poca claridad en el modelo económico. ¿Es liberal, sí, pero qué tanto para sacar a Francia del atolladero de la poca competitividad?

Con una tasa de desempleo del 9,5%, Macron busca el equilibrio entre los derechos sociales y el desarrollo sostenible de la economía. Siendo un liberal en términos de mercado, cree que la industria y otros sectores del aparato productivo tienen numerosas desventajas, entre ellas, las pocas horas laborables de los trabajadores (35 a la semana), la alta tasa de tributación y la inestabilidad laboral por las fuerzas sindicales. Por tal motivo, una de sus primeras medidas será impulsar la reforma laboral, que con mayoría en el Congreso, pasará, pero tendrá que afrontar varios enemigos que jugarán con su inexperiencia política. 

Macron, de 39 años, desde hoy pondrá en “Marcha” su proyecto reformista. Con mayorías parlamentarias y una popularidad a tope, puede convertirse en el presidente que niveló a Francia con los retos de la modernidad. Pero la poca experiencia de su equipo, al final, termina siendo una desventaja para manejar la oposición del “viejo régimen”, de derecha e izquierda, que intentará tumbarlo. 

Síganos en nuestras redes sociales: 

@Elnuevosiglo en Twitter

@diarionuevosiglo en Facebook