Pese a los rumores de ofertas que hay desde México por el técnico Juan Manuel Lillo, el estratega español dijo el domingo en la rueda de prensa posterior al partido de semifinales que se perdió desde los tiros desde el punto de pena máxima ante el Junior de Barranquilla, que tenía intenciones de cumplir su contrato que iba hasta diciembre, aún no es claro si la misma intención está presente en los directivos del cuadro bogotano, pues también se rumora que no estarían del todo cómodos con los costos aparentemente elevados del ibérico y su cuerpo técnico.
Pero asumiendo que el técnico continúe, hay situaciones puntuales para corregir, otras para valorar y sobre todo varias decisiones por tomar.
Lo bueno
· El proceso: cuando llegó Lillo al país y debido a sus escasas credenciales, gran parte de la hinchada y la crónica deportiva pensaban que Millonarios iba encaminado a una etapa dura de ajuste a los métodos del español y que los resultados se iban a ver a largo plazo. Esta idea se contradijo rápidamente con el desempeño en el torneo y la llegada a las semifinales.
· Momentos de juego: el fútbol que implantó el español fue por momentos efectivo con su presión alta, su profundidad por los costados y los buenos momentos individuales que por momentos se vieron en varios partidos. Los jugadores quedaron educados en una posesión del balón con toque rápido y vertical.
· Los goles de Dayro: aunque no aparecieron en la semifinal, los 13 tantos del tolimense jugando sin un compañero definido en la delantera sirvieron para que se cotizara y se valorizara.
· La hinchada: la fidelidad de la hinchada azul sigue sin tener paralelo en el balompié local. Aunque no se llenó el estadio el domingo, aparentemente por el alto costo de las entradas, más de 25 mil personas acompañaron al elenco embajador, y un número similar lo hicieron en los cuartos de final ante La Equidad.
· La base: jugadores como Luis Delgado, Román Torres, Rafael Robayo y el siempre vigente Mayer Candelo forman una columna vertebral sólida y confiable. Junto a ellos, la mejoría futbolística con la camiseta azul de elementos como Andrés Cadavid, Oswaldo Henríquez y Alex Díaz fue evidente y dos de los refuerzos arribaron este semestre como Fabián Vargas y Modeste M’bami llegaron a darle orden y manejo al mediocampo.
Lo malo
· Las carencias ofensivas: Millonarios jugó prácticamente todo el torneo con un solo delantero, pues el brasileño Wesley Lopes fue una completa decepción dejando a Dayro Moreno sin un compañero. Sin embargo, el tolimense tampoco puede estar exento de su parte de responsabilidad en el hecho de no marcar en 180 minutos ante Junior de Barranquilla.
· La nómina corta: aunque en defensa Lillo demostró versatilidad al probar líneas de 3 y 4 defensas, incluso improvisando a Fabián Vargas como “falso” lateral izquierdo, en ataque era evidente que los azules solo podían ceñirse al libreto conocido con Dayro Moreno y Mayer Candelo como protagonistas. Además de Wesley, otras opciones ofensivas como Yúber Asprilla, Anderson Plata y Jonathan Agudelo demostraron que no están a la altura del histórico cuadro capitalino y se necesitan por lo menos dos delanteros de peso para el siguiente torneo.
· La suplencia de Otálvaro: Lillo fue excesivamente leal con Ómar Vásquez pese a la cada vez más creciente intrascendencia en su juego y cuando cada vez era más evidente que era el momento de Otálvaro de tomar ese lugar en el once titular acompañando a Candelo en la creación. Por características de juego, Vásquez está más para entrar como revulsivo en los segundos tiempos, en lugar del vallecaucano.
· La inestabilidad dirigencial: a Lillo le tocaron dos juntas directivas distintas y un presidente que renunció a la semana de estar al frente del club, lo cual definitivamente tiene que afectar la planeación del club. Además, los constantes rumores de problemas financieros tampoco ayudaron a que el español se sintiera más respaldado.
Por definir
· La continuidad de Lillo y Portolés: los directivos azules deben mostrar personalidad y transparencia ante los continuos rumores y tomar decisiones rápidas y adecuadas. Aunque el técnico español es aparentemente objetivo del Monterrey mexicano (Chivas de Guadalajara confirmó ayer al argentino Carlos Bustos), se dice que los accionistas de Millonarios, principalmente Gustavo Serpa, no estarían de acuerdo con la continuidad de Portolés aunque sí con la de Lillo, pero el estratega vasco por lealtad con su compatriota y ante la oferta, también saldría de la institución.
· El caso de Dayro Moreno: sin el dinero de taquilla por clasificar a la final, las posibilidades de Millonarios de presentarle una oferta satisfactoria al Once Caldas por los derechos deportivos del goleador prácticamente se esfumaron y hoy se dice que el de Chicoral tomaría el mismo destino de su entrenador, es decir los Rayados del Monterrey.
· Los refuerzos para la Suramericana: con o sin Dayro, Millonarios necesita elementos urgentes que mejoren la plantilla. Además de dos delanteros, se necesitan al menos un lateral para cada costado, otro defensa central y otro volante ofensivo para aumentar en variantes tácticas, además de los reemplazos que se tengan que hacer por eventuales ventas de jugadores.
· La sede: este ha sido un ‘caballito de batalla’ de los dirigentes en cuanto a las prioridades de su administración, pero hasta la fecha se desconoce algún avance concreto en términos de los terrenos, su ubicación o su construcción.
· El presidente: tras la renuncia de Juan Carlos Saldarriaga, Adriana Pinto preside al club en condición de interina, y se pidió a una firma head hunter que iniciara el proceso de selección tal y como se hizo con Felipe Gaitán. Se espera que arroje resultados en el segundo semestre.