El nuevo mandatario de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, quien tomó posesión de su cargo el jueves pasado, anunció que desde el mismo momento en que empezó a ejercer como Presidente del país centroamericano rendirá cuenta puntual de todos sus actos. Será una administración transparente, con énfasis en la lucha contra la corrupción que el Jefe de Estado considera que “está consumiendo nuestra democracia y minando las finanzas públicas”.  Llegó la hora de acabar la impunidad, la irresponsabilidad y la arbitrariedad de quienes, desde el sector público, la practican.

Solís expresó que el Gobierno, empezando por su despacho, funcione como una vitrina de cristal a través de la cual el ciudadano pueda escrutar el desempeño de sus administradores. Prometió, además, contribuir de forma creativa a superar las contradicciones que frenan el desarrollo de Costa Rica, cuya economía sustentable, capaz de generar crecimiento, sigue atada a un modelo que alienta la concentración de la riqueza en manos de unos pocos. Luis Guillermo Solís llega a la Presidencia de Costa Rica precedido de una masiva aceptación en las urnas, sin contendor, con una votación por su nombre de más del 70 por ciento. La población está expectante de su gestión que él ha dicho será de grandes resultados.