Por: Pablo Uribe Ruan
En Santa Fe impera la preocupación por los malos resultados tras la derrota en Venezuela por Copa, tal es el desencanto que algunos avizoran por la posible salida de Wilson Gutiérrez de la dirección técnica.
Pedir la salida de Wilson es un poco precipitado. En los últimos años la base del proyecto santafereño ha estado en cabeza de Gutiérrez, hombre de la casa que le devolvió a los hinchas otro título luego de 35 años de fracasos y desilusiones.
El estratega cardenal se ha ganado el respeto de la hinchada no sólo por el título, sino porque además logró imponer un estilo de juego y le devolvió la credibilidad al hincha. Santa Fe tiene su propio sello: con un fútbol rápido, por las bandas, que tiene como eje a Omar Pérez. Pero no sólo eso. Wilson le hizo entender al jugador que la camiseta que viste tiene historia y merece respeto. Y por más críticas que le lleguen, le devolvió el alma al expreso, un equipo en el que muy pocos creían pero que hoy se cataloga como uno de los mejores de Colombia.
No es un secreto que Santa Fe viene jugando mal, le sucedió en los clásicos, en Ibagué y contra Zamora, pero también es cierto que esto se debe a una mala racha y al bajo rendimiento de algunos jugadores clave. Y como mala racha, hay que dejar que pase. Santa Fe está de cuarto en la liga con un partido menos y sigue teniendo serias opciones de pasar a octavos en la Libertadores, estos resultados son suficientes para hablar de un buen desempeño hasta el momento.
Las malas rachas son de momento, los proyectos de años. Una mala racha no puede tumbar un proyecto serio y exitoso. Santa Fe necesita a Wilson Gutiérrez para rato.