La música colombiana está viva y, mientras usted lee este artículo, sus acordes cambian las vidas de jóvenes de las nuevas generaciones. Así como suena.
Y no sólo porque suena bien, sino porque en este caso la música también sana.
Cada año, desde 2003, un grupo de 22 niños entre los 8 y los 15 años llega a las grandes ligas de la música, se transforma y afecta positivamente a sus familias y a su entorno gracias a su talento ligado a la música colombiana.
Dependiendo de las habilidades de los menores en las áreas de danza, actuación y canto, el proyecto Colombia Canta y Encanta potencia sus talentos y los proyecta hasta llevarlos a escenarios internacionales o concursos de alta competitividad. El resultado es sobrecogedor y lo ha sido a lo largo de los 15 años de existencia de esta corporación: los 150 niños que se forman a diario en música tradicional colombiana no sólo demuestran estar a la altura de los grandes del mundo, sino que sanan muchas de sus dificultades y heridas a través de la música andina.
El origen de Colombia Canta y Encanta tiene nombre propio: Silvia Zapata Durango. Esta ex integrante del dueto Silvia y Guillermo hizo historia cantando en los escenarios durante más de una década. En 1982, junto con su pareja, Guillermo Puerta, creó un dueto que dejó huella ya que unió su poderosa voz y su dominio de la guitarra junto con el talento de Puerta en la interpretación de todos los instrumentos de cuerda y también como segunda voz.
“Hicimos una gran labor en favor de la música colombiana. Pero en un momento dado, entendí que era hora de abandonar los escenarios y sembrar en las nuevas generaciones para que mi vida tuviera un sentido superior. Debía pasar al servicio. Eso hice, luego de que le pedí al universo que me guiara. La vida me rodeó de niños”, dice Silvia Zapata.
Y, literalmente, así fue. En 2003, Silvia se armó de valor para crear este innovador proyecto. La idea parecía loca en un país que había dejado -y lo sigue haciendo- la música colombiana relegada en la radio comercial y en otros espacios.
Con el énfasis que caracteriza las pasiones de Silvia, esta antioqueña diseñó la estrategia de promocionar la música colombiana entre los más jóvenes para conservar y expandir el patrimonio musical. Los niños la sorprendieron: de todas partes fluyó el talento. Así como había algunos que bailaban pasillos y guabinas como dioses, surgían voces poderosas que animaban al público con su interpretación en la cumbia y actores naturales que se potenciaban en los escenarios. El legado cultural del país tenía futuro y hoy, 15 años después se consolida y proyecta.
Para celebrar este quinciañero proyecto realizará un festival del 13 al 16 de este mes, en Medellín, con talleres, conversatorios y conciertos de gala con artistase invitados especiales entre los que destacan María Mulata y San Miguelito, quienes contarán cómo la música colombiana definió su camino.