Lunes, 3 de Octubre de 2011
Desde hace tres semanas, el recoleto parque Zucotti del Bajo Manhattan, tradicionalmente lugar de relax para los financistas de Wall Street a la hora del almuerzo se ha convertido en el epicentro de un curioso movimiento, el Occupy Wall Street, que protesta por las injusticias del sistema capitalista y reclama más democracia y libertades individuales.
A tres semanas de haberse gestado la protesta convocada inicialmente por dos grupos de activistas sociales, hackers y artistas, (Adbusters y Anonymous) está lejos de desinflarse y por el contrario ha comenzado a extenderse a otras ciudades de Estados Unidos, al parecer emulando a los “indignados” que meses atrás tuvieron en jaque a España y algunos otros países de Europa.
La base de este naciente movimiento social que sin duda “tomó por asalto” a Wall Street está instalada frente a Liberty Plaza, que supo ser el cuartel general de la Nasdaq (acrónimo de National Association of Securities Dealers Automated Quotation), la bolsa de valores electrónica, y donde funciona hoy la oficina de la corporación para el desarrollo del bajo Manhattan, encargada de la reconstrucción de la zona devastada por el 11-S.
Pese al poco eco mediático, la protesta comenzó a extenderse. Boston, Chicago, Los Angeles y muy pronto Washington. Así, las movilizaciones contra el sistema financiero, la codicia y los recortes en el presupuesto federal estadounidense van surgiendo aquí y allá, con una participación muy diferente.
En Boston, unas 3.000 personas marcharon el sábado para protestar contra la avaricia de las corporaciones y para que los bancos detengan las ejecuciones hipotecarias, en una movilización que se saldó con 24 detenidos.
En Los Ángeles, unas 300 personas acamparon ayer frente a la Corte Superior, en el centro de la ciudad, en apoyo a la "ocupación" de Wall Street, que recibió un inesperado espaldarazo publicitario el fin de semana.
En efecto, lo que parecía ser una movilización más el sábado terminó con el bloqueo durante un par de horas del tradicional puente de Brooklyn, en el sur de Manhattan y no lejos de Wall Street, y la detención de 700 personas, la mayoría de ellos liberados horas después.
Instalados en la prensa nacional e internacional, los manifestantes buscan ahora aprovechar el empujón y crecer como lo han hecho otros movimientos similares, como el de los "indignados" en España.
Lanzado a mediados de mayo en Madrid, este movimiento civil en el que participan españoles de todas las regiones y niveles sociales y profesionales es una manifestación del hartazgo de la gente común frente a sus líderes políticos y el establishment financiero. Su acción quizás más visible ha sido impedir el desalojo de personas incapaces de reembolsar su hipoteca, uno de los efectos concretos de los problemas económicos en España.
En el caso de la convocatoria para "ocupar Wall Street", las razones para manifestarse son muy diferentes: el rechazo a la continuidad de las prácticas corporativistas en Wall Street a pesar de la crisis de 2008, los recortes en el presupuesto federal estadounidense en áreas como la educación, la brutalidad policial, el calentamiento climático, etc.
"Cada uno tiene una razón y un objetivo diferente para estar aquí", dice en ese sentido Anthony, de 28 años y participante activo en la protesta neoyorquina.
"La única cosa que tenemos en común es que somos el 99% de la gente que ya no tolerará la codicia y corrupción del 1%", admite en ese sentido el sitio internet Occupy Wall Stree", que difunde las actividades diarias de los manifestantes.
Si por ahora el movimiento "tiene un mensaje positivo" para "hacer oír nuestras voces", como señala otro manifestante, Robert Cammiso, de 49 años y ex trabajador de la construcción, las cosas pueden tomar otro cariz rápidamente, como quedó en claro el sábado.
En todo caso, la atención lograda por las detenciones del sábado parece funcionar y luego de la actriz Susan Sarandon y el cineasta Michael Moore, el multimillonario George Soros manifestó ayer su "simpatía" por las "opiniones" de los manifestantes.
"Empezamos la semana pasada durmiendo unos 150 quizás, la noche con más gente éramos 300. Esta semana empezamos con 300 y probablemente lleguemos a 400, 500", indicó por su parte Victoria Sobel, una estudiante de 21 años involucrada en la organización de la protesta./EL NUEVO SIGLO – AFP