Por: Pablo Uribe Ruan
Los cuadrangulares, vivos, pero al borde de su desaparición, por el comienzo de la liga de 20 el próximo año, son una mezcla de emociones y sorpresas. Muchos los critican y dicen que nivelan la Liga colombiana por lo bajo, ya que no permiten que gane el que logró más puntos durante el torneo regular.
Quizá en muchos semestres no se premia al mejor, pero más que bien los cuadrangulares son un sistema necesario que genera más expectativas en el hincha y tiene como efecto una mayor asistencia a los estadios. En últimas, por decirlo en otras palabras: son un buen negocio. Un negocio necesario dada la idiosincrasia del hincha colombiano que es resultadista y le gusta ganar, no acompañar, salvo contadas excepciones, y que si no se le genera un campo de esperanza, para ganar, simplemente no acompaña.
El Tolima es el ejemplo perfecto. Tiene un excelente equipo, por lo general pelea los primeros puestos del torneo regular, pero sus hinchas no lo acompañan. Luego de ganar la Copa sus jugadores les dijeron a sus hinchas: “acompáñenos”, y al parecer así fue. La gente fue a la cancha, en primer lugar a agradecer por la Copa, pero también porque el equipo está en cuadrangulares, un lugar que les permite tener una expectativa latente de campeonato.
Hay muchos equipos como el Tolima en la Liga. Por eso la necesidad de los cuadrangulares ante un público que pide campeonatos, claro, como cualquier hincha, pero en la medida en que no ve posibilidad de título se va y no vuelve al estadio. Y las posibilidades están ahí, más cerca, cuando participa su equipo en los cuadrangulares o cuando tiene chance de entrar en ellos.
No veo, pues, otro sistema más acorde a Colombia y sus hinchas.