Los 8 retos políticos inmediatos | El Nuevo Siglo
Domingo, 22 de Junio de 2014

Aunque está claro que la Unidad Nacional se mantiene hay pulsos internos por cuotas de poder y representación, lo que se reflejará no sólo en el gabinete sino en las directivas del Congreso y la propia elección de la Contraloría. El Ejecutivo debe definir un plan para hacer contrapeso a Uribe en el Senado así como una hoja de ruta para cumplir promesas puntuales en corto tiempo. Es prioritario evitar que la reformitis desencuaderne la Constitución. Análisis EL NUEVO SIGLO

 

1.  DELIMITAR LA COALICIÓN DE UNIDAD NACIONAL

Tras una semana de los comicios de segunda vuelta presidencial es claro que las coaliciones electorales que se formaron no se transformarán en coaliciones políticas permanentes. Así las cosas, ni el Centro Democrático hará alianza con una parte del oficialismo del Partido Conservador, como tampoco colectividades como el Polo, la Unión Patriótica o la Alianza Verde entrarán a la coalición de Unidad Nacional, que fue el soporte del primer gobierno del presidente Santos.

Tanto el Polo como la UP anunciaron que seguirán en la oposición, al tiempo que la Alianza se mantendrá independiente. Voceros de las tres colectividades indicaron ya que no aceptarán oficialmente cargos en el Gobierno. En cuanto al partido Opción Ciudadana (antiguo PIN), dejó en libertad a sus seguidores de votar por Santos o Zuluaga el pasado 15 de junio, y por ahora se mantiene en una línea media independiente.

De esta forma, es claro que  la coalición de Unidad Nacional continuará con los mismos cuatro partidos básicos (La U, Cambio Radical, Liberal y Conservadores), pero es evidente que hay una nueva puja de cuotas de poder y liderazgos a su interior, lo que exigirá del presidente Santos una delicada filigrana política para mantener el dominio del Congreso, pues el uribismo tendrá casi 40 curules entre Senado y Cámara, bancada que si bien no podrá imponer vetos ni mayorías en ninguna de las dos corporaciones, sí le generarán más de un dolor de cabeza al Ejecutivo con su oposición férrea y ruidosa.

Es claro, entonces, que tendrá el Presidente que equilibrar  dos momentos con ecuaciones disímiles: el mapa político dejado por las parlamentarias y el mapa político resultante de las presidenciales. Todo un reto de alta política.

2.  CONFECCIONAR GABINETE

Si bien es cierto que la coalición de Unidad Nacional continúa con los mismos partidos de base, también lo es que sólo tres de ellos pudieron respaldar oficial y abiertamente la campaña reeleccionista desde el comienzo, ya que los conservadores santistas, tras la accidentada convención de la colectividad en enero, se vieron impedidos de hacerlo y solo después de la primera vuelta expresaron públicamente el apoyo a Santos, redoblando un trabajo político que fue clave para ganar en la segunda. Hoy por hoy al menos 10 de las 16 carteras están distribuidas por la representación política de los partidos, pero en los últimos días ha sido claro que tanto liberales, Cambio como La U quieren más cupos en el gabinete, en tanto que los conservadores aspiran a que les respeten los que hoy tienen. Igual es claro que en medio de esta milimetría no solo se tiene en cuenta el número de carteras que se le da a cada partido, sino el estatus de la misma, pues es muy distinto un ministerio fuerte como Hacienda, Defensa o Minas, al de, por ejemplo, Cultura. Negarlo, desde el punto de vista político, es ingenuo.

A lo anterior se suma que el Presidente tendrá tres o cuatro carteras en las que designará a personas de su entorno más inmediato. También se rumora que si bien el Polo o la Alianza han dicho que no aceptarán cargos en el Ejecutivo, el Jefe de Estado entraría a nombrar “a título personal” a uno o dos dirigentes del partido de izquierda o de los verdes, así sea en cabeza de ya colaboradores suyos como Luis Eduardo Garzón o Alfonso Prada.

También debe tenerse en cuenta que siendo 16 carteras, es necesario que al menos el 30 por cuento quede en cabeza de las mujeres. Como se ve, confeccionar la nómina ministerial no será nada fácil.

3.  DIRECTIVAS DEL CONGRESO

Para nadie es un secreto que el triunfo o fracaso de un gobierno depende no sólo de su propia efectividad o demora para poner en práctica su programa y reaccionar a las coyunturas y problemas sobrevinientes, sino también de la capacidad que tenga de manejo en el Congreso, más aún siendo claro que el primer año de todo mandato se utiliza para enviar al Parlamento los proyectos de ley o reforma constitucional de mayor trascendencia.

De entrada es evidente que la coalición de Unidad Nacional, sumando liberales, conservadores, Cambio y La U, maneja, al menos, 62 escaños en el Senado y también tiene mayorías holgadas en la Cámara de Representantes.

En ese orden de ideas, parecería que la escogencia de las directivas de Senado y Cámara no será mayor problema para la Unidad Nacional, en la medida en que se llegue a un acuerdo equilibrado sobre la rotación de presidencias, primeras vicepresidencias y directivas de las comisiones congresionales.

Se afirma, incluso, que las bases del acuerdo político partirían de que La U tendría el primer turno en la presidencia del Senado y los liberales en la Cámara. En la segunda legislatura serían Conservadores y Cambio, respectivamente. Al Polo, la Alianza y Opción Ciudadana se les dejarían las segundas vicepresidencias, aunque el uribismo desde ya ha advertido que no se puede confundir bancadas minoritarias, como las primeras mencionadas, con bancadas de oposición, como lo sería de la del Centro Democrático, pues debutará con 20 senadores y 18 Representantes a la Cámara. En otras palabras, que para el uribismo esas segundas vicepresidencias deberían ser para la oposición a la coalición que sacó adelante la reelección de Santos y no para los partidos que aún apoyando esta última permanecerán por fuera de la Unidad Nacional.

4.  MANEJO DE LA OPOSICIÓN

Paradójicamente el gobierno Santos tendrá que enfrentar en su segundo mandato dos tipos de oposición. De un lado estará, en lo que concierne a Congreso, la izquierda y los independientes, y, de otra parte, el uribismo.

Esa primera oposición no debe preocupar tanto, pues el Polo apenas si tiene cinco senadores, en tanto que la Alianza Verde (que se declaró independiente) también cuenta con similar número de parlamentarios allí, e igual pasa con Opción Ciudadana, que hasta el momento no se sabe si se sumará al santismo, al uribismo o se quedará en la misma franja de la Alianza. Pero aún si los tres decidieran hacer un bloque parlamentario, por ejemplo en el Senado, apenas serían 15 escaños, que no alcanzan para bloquear legislativamente la agenda del Ejecutivo, ni siquiera en el hipotético caso de que se sumarán al uribismo, lo cual parece improbable. 

La otra categoría de la oposición sí preocupa, ya que maneja 20 curules en Senado y 18 en Cámara. Se trata del Centro Democrático, que si bien no tiene suficientes parlamentarios para bloquear o vetar proyectos y votaciones, con el expresidente Uribe a la cabeza y otro arsenal de críticos muy férreos del Gobierno, es seguro que no ahorrarán debate ni oportunidad para irse lanza en ristre contra el Ejecutivo y su agenda, sobre todo en un tema tan sensible como el proceso de paz. No se puede olvidar que la idea de Santos es que este año se firme el acuerdo con la guerrilla y que el referendo que se convocaría para que la ciudadanía vote si está o no de acuerdo, debe ser enviado al Congreso para que apruebe el texto que será sometido a las urnas.

Para neutralizar o replicar al uribismo, no sólo el Gobierno sino la Unidad Nacional deberán designar ministros y voceros de bancada con peso específico que se le midan a polemizar tú a tú con el expresidente y los suyos.

5.  LA ELECCIÓN DE LA CONTRALORÍA

El primer gran reto del nuevo Congreso será sin duda la escogencia del sucesor o sucesora de Sandra Morelli en la Contraloría General. Hasta el momento las cortes Suprema de Justicia y la Constitucional, así como el Consejo de Estado, avanzan en la selección de sus respectivos ternados.

No ha sido un proceso fácil e incluso se afirma que había paso de tortuga en espera del desenlace de la contienda presidencial. Y es que así se trate de una escogencia que está en cabeza de los magistrados de las más altas Cortes y en la que no deben pesar más que la experiencia y el perfil de los candidatos, sería ingenuo desconocer que uno sería el mapa político imperante si Santos se reelegía y otro muy distinto si era el uribismo el que llegaba a la Casa de Nariño.

Es más, el hecho de que a última hora algunos exfuncionarios uribistas o cercanos a esa corriente política decidieran postularse fue entendido como una movida de esa facción partidista previendo un posible triunfo en la puja presidencial y, por ende, también la conformación de una alianza parlamentaria a su favor que, finalmente, terminará inclinando la balanza para la escogencia del titular del ente de control fiscal. No hay que olvidar que es al Congreso en pleno al que le corresponde elegir al Contralor o contralora general.

Es obvio que la coalición será la determinante para escoger al sucesor o sucesora de Morelli y que, por lógicas razones, al final el guiño de la Casa de Nariño y el ajedrez partidista serán elementos clave para saber cuál de los ternados termina siendo apoyado por las mayorías. Aunque el uribismo quisiera el cargo para hacerle control y contrapeso político al Gobierno, lo cierto es que no tiene los votos para ganarlo ni el margen de acción para una alianza parlamentaria en ese sentido.

6.  FILTRO A LA REFORMITIS

Toda primera legislatura de un cuatrienio presidencial tiende a ser la más congestionada del mandato, pues tanto el gobierno entrante como las bancadas radican el grueso de los proyectos de ley y actos legislativos a través de los cuales piensan cumplir las promesas y programas que hicieron y presentaron en campaña, respectivamente.

Y es allí en donde desde ya se están prendiendo las alarmas en distintos sectores, pues el calibre de las reformas que se han anunciado por distintos partidos es muy alto. De entrada el Jefe de Estado puso sobre la mesa nada menos y nada más que un acto legislativo para acabar con la reelección presidencial y ampliar los periodos de Jefe de Estado, gobernadores y alcaldes a cinco o seis años. También se plantean proyectos para restablecer horas extras a los trabajadores. Entretanto, el uribismo llegará cargado con varias reformas que van desde meterle mano al sistema electoral, abrirle paso al voto de los militares y policías, hasta acabar con los cupos indicativos presupuestales…

Amén de lo anterior, todos los partidos prometieron medírsele a una reforma integral a la justicia, en tanto que la de salud, que se hundió semanas atrás, volverá a ser radicada con ajustes. También se habla de un revolcón a fondo en la educación y ajustes a las regalías. Están pendientes los códigos Minero y el Estatuto de Desarrollo Rural. Y, como si fuera poco, podrían llegar al Parlamento desde el referendo para refrendar en las urnas los procesos de paz, hasta una nueva iniciativa para ratificar el TLC con Corea del Sur, que se hundió apenas esta semana.

Es claro que será responsabilidad del Gobierno y sus mayorías en el Parlamento evitar que la reformitis descuaderne no sólo la institucionalidad, sino que genere inseguridad jurídica, económica y social en Colombia.

 

7.  HOJA DE RUTA A CORTO PLAZO

Desde el mismo momento en que se confirmó hace una semana la reelección de Santos, distintos sectores advirtieron que uno de los retos más inmediatos del Jefe de Estado sería empezar a cumplir el cúmulo de promesas que hizo, sobre todo en la recta final de la campaña. La tesis de los observadores es que si bien en las urnas se le dio a la política de paz del Presidente un compás de espera, el mismo no será muy amplio, por lo que, en relación con los procesos con las Farc y el Eln, la ciudadanía espera resultados concretos en el corto plazo. El propio Santos, aunque aclaró que no era amigo de las fechas fatales para este tipo de negociaciones, sí confió en que antes de diciembre ya estén listos los acuerdos con ambas guerrillas.

Sin embargo, ese no es el único frente en que el Gobierno, en el arranque de su segundo mandato, debe dar resultados rápidos. Por ejemplo, el cumplimiento del Pacto Agrario es vital en este segundo semestre pues las llamadas “dignidades campesinas” siempre tienen la amenaza de paro bajo el brazo como mecanismo de presión.

Y, como si fuera poco, se asoma ya el fenómeno climático de El Niño que, según los expertos, podría generar sequías extremas en Colombia, afectando las cosechas, el suministro de agua potable, la confiabilidad del servicio de energía y podría tener un coletazo inflacionario inesperado. El plan de contingencia debe ser efectivo pues cualquier falla o imprevisión le serán ‘cobradas’ al Gobierno, ya que se trata de una contingencia que ha sido lo suficientemente advertida para que se adopten las medidas del caso.

 

8.  SIN ESPEJO RETROVISOR

Aunque no se trata de un reto político inmediato, sí es claro que Santos tendrá a partir de ahora un elemento adicional a tener en cuenta en toda su gestión: ya no podrá hacer uso del llamado “espejo retrovisor”. En otras palabras, no será creíble ninguna excusa que insinúe que la dificultad para afrontar tal o cual problemática se debe a lo ‘heredado’ del gobierno Uribe.

No se trata de una circunstancia menor, pues en el mismo alto Gobierno hay certeza de que ahora el antecedente, bueno o malo, de cualquier política o acción oficial será su propia gestión.  

Desde ya se puede prever que cada vez que el Ejecutivo quiera remitirse a algo que pasó hace cuatro años o más, de inmediato el uribismo reaccionará alegando una presunta ineficacia gubernamental. Esa maniobra del Centro Democrático fue evidente en los debates entre Santos y Zuluaga de cara a la segunda vuelta presidencial, y es claro que ahora la estrategia de la oposición se enfatizará en esa dirección.

Ello implica, entonces, que más allá del recambio en el gabinete, hay que dar resultados lo más pronto posible en todos los flancos, sobre todo en la solución de problemas de alto impacto, como la inseguridad urbana o el sistema de salud. Y esa misión es aún más urgente para el entrante vicepresidente Germán Vargas Lleras que será, asumiendo ahora un perfil más dinámico y protagónico que sus antecesores, el encargado de coordinar todo lo relacionado con la ejecución, sobre todo en el campo de la infraestructura.