El Reino Unido está instalando el mayor dispositivo de seguridad en tiempos de paz, que transformará Londres en una verdadera fortaleza, protegida por un buque de guerra en el Támesis e incluso misiles en los tejados.
Más de 40.000 personas --entre militares y civiles-- estarán movilizadas, con el respaldo de un impresionante dispositivo de inteligencia, para velar sobre las instalaciones olímpicas, los atletas y los dos millones de visitantes que se esperan.
Este dispositivo excepcional, que costará 553 millones de libras (870 millones de dólares, 685 millones de euros), busca poder hacer frente a todo tipo de amenazas, desde un "lobo solitario" hasta un ciberataque, pasando por manifestaciones, disturbios civiles, una avería en la red de transportes e incluso condiciones climáticas extremas.
Antes incluso de la apertura de los Juegos el 27 de julio, el recorrido de la antorcha olímpica en el Reino Unido es vigilado muy de cerca. El único incidente digno de mención fue una manifestación de disidentes republicanos durante el paso de la llama por Irlanda del Norte.
El ministro británico de Defensa, Philip Hammond, aseguró recientemente que el ejercicio militar de entrenamiento de mayo "cumplió sus objetivos".
Este ejercicio --una simulación de un atentado terrorista-- incluía el amarre del portahelicópteros "HMS Ocean" cerca de Greenwich, al este de Londres, y el despliegue de aviones de combate de la Royal Air Force (RAF) en una base cercana a Londres por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
El ministro debe decidir próximamente sobre el despliegue de misiles tierra-aire en la capital para prevenir ataques terroristas como los del 11 de septiembre. Lo que indigna a algunos ciudadanos poco deseosos de ver estos artefactos instalados en los tejados de sus edificios.
Ya hubo un ensayo durante el ejercicio de mayo, cuando se instalaron baterías antiaéreas en las inmediaciones del parque de Greenwich, sede de las competiciones hípicas, y en edificios residenciales cerca del parque olímpico.
Inédito en tiempo de paz
Entre los efectivos, el grueso de dispositivo de 40.000 hombres movilizados para los Juegos será un contingente de 13.500 soldados de las tres ramas de las fuerzas armadas --tierra-mar y aire--. Es más que los 9.500 hombres actualmente en Afganistán.
También habrá cada día unos 12.500 agentes de la policía, a los que se sumarán 16.000 guardias de seguridad y voluntarios.
El MI5, el servicio de inteligencia interior, ha suspedido según la prensa las vacaciones de sus 3.800 agentes.
Sin esperar los Juegos, los servicios secretos británicos examinan los antecedentes de cerca de 500.000 atletas, entrenadores, miembros de la seguridad, periodistas y solicitantes de un visado turístico procedentes de unos 200 países en competición.
El ejército se encargará del espacio aéreo de Londres, algo nunca visto desde la Segunda Guerra Mundial. Los controladores aéreos civiles pasarán a estar temporalmente bajo la tutela del ministerio de Defensa.
La seguridad ha sido desde el principio una de las mayores preocupaciones de los Juegos de Londres, escenario en julio de 2005, al día siguiente de su designación como sede olímpica, de una serie de atentados en cadena en la red de transporte público que dejaron 52 muertos.
Los organizadores recuerdan también la mortífera toma de rehenes de atletas israelíes hace 40 años en los Juegos de Múnich, y la explosión de una bomba de fabricación casera durante los de Atlanta en 1996.
"No se pueden controlar todos los riesgos", explicó a la AFP Margaret Gilmore, especialista en cuestiones de seguridad en el Royal United Services Institute (RUSI), un centro de estudios independiente sobre defensa.
"Pero se puede hacer mucho para impedir que alguien lleve a cabo un ataque o perturbe los Juegos y, en caso de atentado por ejemplo, minimizar el impacto", añadió.