El gobierno conservador-liberal británico anunció el retraso hasta los 69 años de la edad de jubilación, redoblando su apuesta por la austeridad presupuestaria pese a que el país crecerá más de lo previsto.
"Es una de las decisiones difíciles que debe tomar un gobierno que quiera controlar en serio las finanzas públicas", dijo el ministro de Finanzas George Osborne en el Parlamento, al anunciar que la edad de jubilación a finales de los años 2040 será de 69 años en vez de los 65 actuales.
El cambio se hará progresivamente y en los años 2030 pasará a los 68 años, y no en 2046, como se había estimado anteriormente. El calendario definitivo se hará público posteriormente.
Osborne hizo este anuncio en el tradicional discurso económico de otoño en el Parlamento.
Retrasar el momento de cobrar la pensión, y las medidas de la precedente reforma de las pensiones anunciada en 2011, permitirá ahorrar 500.000 millones de libras (algo más de 600.000 millones de euros, 817.000 millones de dólares).
Las pensiones del Estado británico no superan las 475 libras por mes (570 euros, 776 dólares), una cantidad muy baja teniendo en cuenta el coste de la vida que lleva a muchos trabajadores a suscribir también un fondo de pensiones privado.
"Los jóvenes de hoy tendrán que trabajar hasta que revienten", reaccionó la confederación Congreso de sindicatos (TUC, según sus siglas en inglés).
Osborne estimó asimismo que el crecimiento en 2013 será de 1,4%, y no de 0,6%, como se dijo en marzo, y de 2,4% en 2014, seis décimas más de lo anunciado. El primer excedente presupuestario podría llegar en 2018-2019, un año antes de lo previsto.
"Sí, el déficit se reduce, pero todavía es muy elevado y tomamos hoy nuevas decisiones difíciles", insistió Osborne, que recortará los presupuestos en 1.000 millones de libras suplementarias en los próximos tres años, aunque Educación y Sanidad quedarán al margen.
Estas medias confirman que Osborne mantiene firmes las riendas de la austeridad desde la llegada al poder de la coalición conservadora-liberal en 2011 y a un año y medio de las elecciones generales de mayo de 2015.
La economía británica ha vivido una recuperación espectacular en 2013, gracias a las masivas inyecciones de liquidez del Banco de Inglaterra, la mejora del consumo y de la actividad en el mercado inmobiliario.
Para endulzar los anuncios de austeridad, Osborne confirmó que congelaba el impuesto a los carburantes y que instauraba una deducción fiscal para las parejas casadas.
Asimismo, reveló que fijará un tope para los impuestos a los bienes inmobiliarios de las empresas, creará una tasa para las ventas de casas propiedad de extranjeros ricos -a los que se señala como culpables del alto precio de la viviendas en Londres-, y reforzará la lucha contra la evasión fiscal./AFP