Lo que no se ha contado. En 1998, cuando Andrés Pastrana fue elegido presidente de los colombianos, contribuyeron a su victoria los liberales Néstor Humberto Martínez, Alfonso Valdivieso, Rafael Pardo, Iván Marulanda y Antonio Galán, entre otros.
Aunque contaba con este respaldo liberal, las mayorías parlamentarias le fueron esquivas a su proyecto político. Fue necesario invitar a la Gran Alianza por el Cambio a parlamentarios liberales elegidos bajo la divisa serpista que hicieron la mayoría en el Senado al lado de Fabio Valencia, Javier Cáceres y Miguel Pinedo, mientras que en la Cámara la mayoría se constituyó con el apoyo de los parlamentarios Emilio Martínez, Francisco Canosa, Luis Felipe Villegas, Zulema Jattin y Rafael Amador, entre otros.
Racha de medallas. El primer periodo de la Cámara lo presidió Emilio Martínez, quien adoptó como práctica entregarle una condecoración a todo aquel que se atreviera a pisar la Plaza de Bolívar, agotándose las reservas de oro de Marmato. Mientras tanto, en el Senado presidía Fabio Valencia, quien en el acto de posesión señaló: “O cambiamos o nos cambian”. Recordemos que la dupleta Valencia Cossio-María Izquierdo hizo posible la “Reapertura Liberal” en el gobierno de Pastrana.
“El Pomaricazo”. En las segundas de cambio, Juan Manuel Santos se vincula a la Gran Alianza, tras conspirar contra el gobierno Samper. Se integra como Ministro de Hacienda y entra pisando duro como coordinador de los liberales de Cámara y Senado.
Para el segundo año del período legislativo, Santos promovió a Armando Pomárico como presidente de la Cámara y a un parlamentario risaraldense de apellido Carmona.
Mayúsculo escándalo. La primera decisión que tomó Pomárico consistió en ordenar que se lavara la fachada del Capitolio y pintara la baranda de los aparcaderos del Congreso por un “módico costo” de cinco mil millones de pesos, determinación que provocó la ira del presidente Pastrana.
El escándalo sacudió al país y la crisis no se hizo esperar. Se llegó a proponer el cierre del Congreso. Se grabaron cuñas en ese sentido. Pomárico tuvo que renunciar y fue remplazado por Nancy Patricia Gutiérrez. También dimitieron los vicepresidentes Juan Ignacio Castrillón, que en gloria esté, y Luis Norberto Guerra, quien no paró de llorar al anunciar su decisión.
Desgaste. Este episodio empezó a minar la popularidad del gobierno Pastrana, quien se quedó solo pese a que se la estaba jugando toda por la paz, tras haber recuperado la imagen internacional del país y la economía; implementado el Plan Colombia para fortalecer el componente social del país, lo mismo que al Ejército, como nunca antes se había hecho.
Ahora el turno es para el presidente Santos, quien llega a la crisis sin reforma educativa, sin fuero militar, sin infraestructura, con la economía empezando a colapsar y, como colofón, con el hundimiento de la cacareada reforma a la Justicia que acabó desplomándolo en el “encuestódromo nacional”.
Pastrana pagó los platos rotos del “Pomaricazo” del que tomaron parte activa su ministro Juan Manuel Santos y su viceministro Federico Renjifo.