Lo de Vargas Lleras es ahora o nunca. Nos contó Juan Guerra el domingo que al ministro Germán Vargas Lleras le están diciendo en todos los tonos sus amigos más íntimos que la candidatura presidencial es ahora o nunca.
Le advierten que si deja pasar el tiempo, el tsunami santista lo puede arrasar y le pasaría lo mismo que en su momento vivieron, al lado de Carlos Lleras, los presidenciables Otto Morales, Hernando Agudelo, Joaquín Vallejo, Alfonso Palacio Rudas y Augusto Espinosa, a quienes sin darse cuenta se les filtró por la mitad Luis Carlos Galán, para terminar en manos del pereirano César Gaviria.
De las disputas entre López, Lleras y Turbay los damnificados fueron Jaime Castro, William Jaramillo, Hernando Durán y Alberto Santofimio, de donde salió Ernesto Samper convertido después en rival de César Gaviria, sacrificando a Horacio Serpa y permitiendo que llenara el espacio Álvaro Uribe, quien como independiente se les quedó con el aviso y toda la militancia durante ocho años a liberales y conservadores.
Por los predios azules. En el Partido Conservador se frustraron varias generaciones, primero por cuenta de los enfrentamientos entre el laureanismo y el ospinismo, en donde los sacrificados fueron Gilberto Alzate, Fernando Londoño, Jorge Leyva, Hernán Jaramillo, Román Gómez y Mario Laserna.
Luego, por cuenta de la rivalidad entre alvaristas y pastranistas, perdieron su oportunidad Jaime García, Rodrigo Lloreda, Jota Emilio Valderrama, Cornelio Reyes, Roberto Gerlein, Evaristo Sourdís, José Elías del Hierro, Rodrigo Marín, Álvaro Leyva, Gabriel Melo y Carlos Holguín.
Sólo tuvo su cuarto de hora Belisario Betancur, quien abrió toldo aparte, llegó a la Presidencia y sacrificó a su heredero político Augusto Ramírez.
Lo que sigue en la alta política. Juan Manuel Santos, impuesto por Uribe, arma toldo aparte; busca refundar el Partido Liberal de la mano de Ernesto Samper, a quien pretendió derrocar; gobierna con sus adversarios y traiciona a sus amigos, y le tiende una emboscada moral y política a Uribe, su patrocinador, utilizando todos los recursos mediáticos.
Nacional e internacionalmente Santos presenta a Uribe como enemigo de la paz, olvidando que fue su ministro y candidato. Toma para su gobierno las herramientas para la paz de Andrés Pastrana, convirtiéndolas en sus propias banderas reeleccionistas; recupera dentro y fuera del país al grupo narcoterrorista de las Farc, convirtiéndose en su interlocutor y, contra todos los pronósticos, según las encuestas, sacrifica a su nuevo escudero, Germán Vargas, quien podría correr la misma suerte de Serpa Uribe y de Ramírez Ocampo.
Mientras tanto, el Partido Conservador y el expresidente Uribe quieren como candidato al procurador Alejandro Ordóñez Maldonado, a quien ya empiezan a reclamar como una solución, tal como ocurrió el jueves en la noche, en el Club del Comercio de Bucaramanga, y en algunas plazas de toros, ante la imposibilidad de tener como candidato presidencial inhabilitado a Fernando Londoño Hoyos, la única alternativa real que tenían el conservatismo y el uribismo.