Jueves, 28 de Julio de 2011
Para ayudar a las víctimas de la sequía en Somalia, donde sigue faltando la ayuda humanitaria y se dificulta la entrega de la misma por el cerco de rebeldes, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) comenzó ayer un puente aéreo con Mogadiscio.
Un primer aparato, con diez toneladas de suplementos nutricionales a bordo para los niños malnutridos, llegó a la capital somalí ayer. El objetivo es enviar un total de 100 toneladas en diez vuelos.
Ayer la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) hizo un balance sobre la situación en Somalia con los embajadores de los países donantes, durante una reunión en Nairobi.
Según fuentes diplomáticas, el objetivo de la reunión era discutir sobre el trabajo de las agencias en Somalia, el estado de la financiación de la ayuda y las "diferentes señales" enviadas por los insurgentes islamistas.
Ante la gravedad de la sequía, los rebeldes, que dicen estar inspirados por Al Qaida, prometieron a comienzos de julio dejar trabajar a las agencias humanitarias en las zonas bajo su control, "si su intención es sólo ayudar a los que sufren".
Sin embargo, la semana pasada se desdijeron, y afirmaron que las agencias humanitarias, entre ellas el PMA, prohibidas desde 2009, siguen estando proscritas.
Según una fuente diplomática, los participantes en la reunión de la OCHA destacaron la necesidad de recurrir a los "socios" ya presentes sobre el terreno, como Médicos Sin Fronteras (MSF), o el Comité Internacional de la Cruz Roja, en lugar de abrir nuevos programas a cargo del PMA.
El 20 de julio, la ONU declaró el estado de hambruna en dos provincias del sur de Somalia controladas por los insurgentes islamistas, el sur de Bakook y Baja Shabelle.
La OCHA teme que la hambruna se extienda en uno o dos meses a las ocho provincias del sur somalí, principalmente en manos de los insurgentes, si no se garantiza "el acceso humanitario" a las regiones en crisis.
Las zonas bajo control islamista no fueron totalmente abandonadas por las organizaciones humanitarias extranjeras en los dos últimos años. Pese a las difíciles condiciones de trabajo y el estricto control impuesto por los rebeldes, algunas organizaciones no gubernamentales, como Médicos Sin Fronteras o Acción contra el Hambre, han mantenido sus actividades en la zona./AFP