Líderes en uso de bonos de impacto social | El Nuevo Siglo
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Martes, 26 de Septiembre de 2017
Redacción Economía

En marzo de este año, Colombia se convirtió en el primer país de ingresos medios o bajos en lanzar un Bono de Impacto Social, BIDS. El objetivo de este bono será emplear individuos vulnerables para quienes las posibilidades de obtener y retener un empleo son bajas.

Lo anterior surge como consecuencia de que, si bien la tasa de desempleo se ha reducido de manera importante al pasar de 15,0% en 2001 a 9,2% en 2016, este indicador es superior para las mujeres y las personas jóvenes, quienes tienen más probabilidades de trabajar en el sector informal.

Un estudio de Fedesarrollo señala que adicionalmente, de acuerdo con un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Colombia tenía la población de desplazados internos más grande del mundo a finales de 2016.

Luego de una inversión de $2.200 millones por medio de alianzas entre el sector privado y la cooperación internacional, la intervención apoyará una serie de medidas de empleo que incluyen: capacitación de habilidades, apoyo psicosocial y servicios de intermediación para la inserción y retención de empleo para 514 individuos vulnerables en Bogotá, Cali y Pereira.

En particular, la medida se dirigirá a los graduados de secundaria de entre 18 y 40 años que no estén formalmente empleados al inicio del programa y que tengan un puntaje inferior a 41,74 en el Sisben registrados en Red Unidos (pobres extremos) o que sean víctimas de desplazamiento debido al conflicto armado.

En el desarrollo y ejecución de este esquema de financiación intervienen cinco actores principales. Los inversionistas son una coalición de fundaciones entre las que se encuentran la Fundación Corona, la Fundación Bolívar, Davivienda y la Fundación Julio Mario Santo Domingo. Los proveedores de servicios para la empleabilidad de la población vulnerable son las Fundaciones Carvajal, Kuepa, Volver a la Gente y Colombia Incluyente.

El financiador de resultados será el Departamento de Prosperidad Social, DPS, junto con el Gobierno de Suiza a través de su Secretaría de Estado para Asuntos Económicos, SECO. El Fondo Multilateral de Inversiones, Fomin, del BID canalizará los fondos de SECO. La consultoría de Deloitte será la encargada de proporcionar una evaluación de las métricas de resultados acordadas. Un grupo de asesores técnicos entre los cuales están Instiglio, el cual además apoyó en la estructuración y ajuste del proyecto.

 

Inversión social

Un tipo particular de “inversión financiera-social” son los Bonos de Impacto Social (BIS), también llamados pago por éxito en Estados Unidos y bonos de beneficios sociales en Australia.

En este tipo de instrumentos financieros, los inversionistas privados aportan el capital inicial para financiar una intervención social y un pagador de resultados (generalmente un gobierno o donante) les reembolsan solamente si se logra el resultado esperado.

Como consecuencia, dado que los programas sociales resultan costosos y su efectividad es difícil de determinar, este tipo de esquemas de financiación es una alternativa atractiva para los gobiernos y las ONG, en la medida que permite una asignación eficiente de los recursos.

Adicionalmente, de acuerdo con la OCDE (2016), la inversión en impacto social a través de los BIS abre el mundo del impacto social a inversionistas privados y ofrece la posibilidad de que las empresas y las organizaciones de la sociedad civil se conviertan en una parte más importante en el sistema de prestación de servicios.

El análisis revela que la implementación de este tipo de esquemas se ha expandido alrededor del mundo y ha demostrado resultados positivos. No obstante, dado que es un mecanismo incipiente, los bonos de impacto social están en su fase de diseño y prueba y su alcance es relativamente pequeño. En la medida que este mercado se desarrolle será posible magnificar su impacto para abordar problemáticas sociales.