Los iraníes votaban este viernes en la segunda vuelta de las elecciones legislativas, que reformistas y moderados esperan ganar para componer un parlamento favorable a la política aperturista del presidente Hasan Rohani.
Los comicios se desarrollaron sin incidentes salvo un tiroteo aislado en Mamasani, en el sur de Irán, entre partidarios de dos candidatos locales rivales, que dejaron cuatro heridos, según la agencia Isna.
"La seguridad fue restablecida y las fuerzas del orden están buscando a los responsables", según el viceministro de Interior, Hossein Zolfaghari.
El cierre de las urnas se atrasó para dar más tiempo a los electores de última hora. Los resultados definitivos serán anunciados el sábado, según el ministerio del Interior.
Esta segunda vuelta llega poco más de tres meses después de la entrada en vigor del acuerdo entre las grandes potencias e Irán sobre su programa nuclear, y del levantamiento de gran parte de las sanciones internacionales contra Teherán.
Pero en ausencia de resultados concretos tras el fin de las sanciones, en Irán empieza crecer la impaciencia.
Unos 17 millones de electores estaban llamados a las urnas, frente a los 55 millones de la primera vuelta del 26 de febrero, para elegir a 68 diputados de los 290 del parlamento.
Las elecciones tenían lugar en 21 provincias y 55 circunscripciones de todo el país, principalmente en grandes ciudades como Tabriz (noroeste), Shiraz (sur) o Ahvaz (suroeste).
- Contra la 'infiltración de Occidente' -
Puesto que la mayoría de los ultraconservadores perdieron en la primera vuelta, la tendencia ha virado hacia la formación de un parlamento compuesto mayoritariamente por diputados reformistas y moderados pro-Rohani, así como por conservadores moderados y pragmáticos más conciliadores con las políticas del presidente.
Según Mohamad Hosein Moghimi, responsable electoral del ministerio del Interior, la participación había sido "impresionante" en todo el país. El 26 de febrero votaron un 62% de los electores.
"Si el parlamento está en línea con el gobierno, las cosas irán mejor", afirmaba Mehdi Saadatmandi, jubilado de 50 años, tras votar en Robat Karim, ciudad al suroeste de Teherán.
Por su parte, Zahra Karimdoost, una profesora de 35 años, escudaba su voto por el candidato conservador Hasan Noroozi en que "hay que proteger el país contra la arrogancia mundial y la infiltración" de Occidente.
De los 221 escaños adjudicados en la primera vuelta, 103 recayeron en los conservadores o afines, 95 en los reformistas-moderados o formaciones próximas a ellos y 14 en independientes con orientación política indefinida, según un recuento de la AFP.
Los 30 escaños de Teherán, en otro tiempo ocupados por conservadores, fueron ganados por reformistas y moderados (o aliados) que apoyan la política del presidente Rohani.
Entre los diputados elegidos en la primera vuelta, hubo también cuatro conservadores moderados apoyados por los reformistas, así como cinco representantes de minorías religiosas sin una afiliación política clara.
En Isfahán (centro) se invalidó la elección de una diputada reformista y se celebrarán elecciones parciales en una fecha todavía no confirmada.
Según los medios de comunicación, los conservadores cuentan con más candidatos que los reformistas para la segunda vuelta, pero el resultado de la votación sigue siendo incierto, pues la participación suele ser menor en la segunda vuelta que en la primera. El 26 de febrero, esta fue del 62%.
El guía supremo, el ayatolá Alí Jamenei, y el presidente Rohani instaron a los iraníes a votar masivamente en la segunda vuelta porque Irán necesita resultados "tangibles".
Jamenei acusó al "enemigo" histórico, Estados Unidos, de presionar a los países europeos para impedir que Irán se beneficie concretamente del acuerdo, incitando a sus compatriotas a privilegiar "la economía de la resistencia", apoyada en la producción nacional.
Las elecciones se celebran un año antes de las presidenciales de 2017, en las que se cree que Rohani se presentará para un segundo mandato.