La congregación ultraconservadora Legionarios de Cristo, presente en toda América Latina, inicia el miércoles en Roma una reunión extraordinaria para reformarse completamente, sin descartar del todo una disolución, tras los escándalos de pederastia protagonizados por su fundador, el mexicano Marcial Maciel.
Bajo la atenta supervisión del papa Francisco, quien por ser latinoamericano conoce muy bien la historia de la influyente congregación, fundada en México en 1941 por el controvertido Maciel, los Legionarios de Cristo se ven obligados a romper definitivamente con su terrible pasado y fundarse nuevamente.
La reunión, que durará al menos un mes, constituye un reto para el argentino Francisco, siendo el asunto más espinoso que debe encarar desde que fue elegido en marzo pasado para el trono de Pedro.
En total, 61 delegados, entre ellos 20 mexicanos y 17 españoles, en representación de los 22 países en que los legionarios están presentes con 109 casas y universidades, deberán aprobar nuevos estatutos y directivas.
En la sede central de los Legionarios de Cristo en Roma, un inmenso campo universitario no muy lejos del Vaticano, el cardenal Velasio de Paolis, quien supervisa desde hace tres años el proceso de reforma, abrirá en la tarde con una misa solemne y un discurso el llamado "Capítulo" o reunión.
Para demostrar la voluntad de cambio y transparencia, los legionarios abrieron una página web con la información sobre la reunión, en la que resumen la historia de la congregación sin citar jamás el nombre de Maciel, tildado de "falso profeta" por Benedicto XVI, quien lo apartó de la Iglesia en 2006 tras la condena por pedofilia y su triple vida con dos mujeres y varios hijos.
Además de los abusos cometidos por su fundador, la orden conservadora era conocida por sus conexiones con las altas esferas del poder político, sus millonarios negocios oscuros, sus discutibles métodos de reclutamiento y el terrible silencio que mantuvo de cara a los crímenes denunciados por décadas por las víctimas del fallecido Maciel y sus colaboradores.
Temen una reforma de fachada
Según el actual vicario general de la Legión, el alemán Sylvester Heereman, 35 sacerdotes de la congregación --de un total de 953-- han sido acusados de abuso sexual, de los cuales 14 fueron absueltos, 9 considerados culpables y 10 aún están bajo investigación.
Para las asociaciones de víctimas de pedofilia de los curas, así como para algunos sectores católicos, toda la verdad sobre la Legión aún no ha salido a flote y temen que 'cambie algo para que nada cambie', como dice el dicho italiano y que la reforma termine por ser sólo un gesto cosmético.
La congregación logró por décadas ocultar las denuncias contra Maciel y contó con la protección de altos jerarcas del Vaticano durante el pontificado de Juan Pablo II (1978-2005), quien consideraba a los legionarios un ejemplo de virtud católica y desoía las denuncias.
"Tenemos que formar los corazones, de lo contrario creamos pequeños monstruos, y esos monstruos a su vez forman al pueblo de Dios. Eso me suscita la piel de gallina", reconoció en diciembre pasado el papa Francisco al referirse a la necesidad de educar a las nuevas generaciones de curas, un argumento que considera clave para enterrar la era de los escándalos que han desprestigiado tanto a la Iglesia.
Para el mismo Heereman, quien desde el 2012 ocupa el cargo directivo, todavía sobreviven sectores nostálgicos de la era de Maciel, mientras otros piden con vehemencia que se cierre y se funde una nueva congregación, con otro nombre.
"Sigue oliendo a podrido¡Que cierren ya la Legión de Cristo! ¿Se puede salvar un árbol con raíces tan diabólicas?", escribió recientemente en su página internet el teólogo español José Manuel Vidal, director de Religión Digital.
A partir del jueves, y por 20 días, los legionarios debatirán y redactarán la nueva constitución tras lo cual se elegirá un nuevo gobierno .
El pontífice argentino advirtió que todas las decisiones que serán tomadas van a ser examinadas por él mismo para su aprobación.
Según fuentes de Religión Digital, el sacerdote Félix Alarcón, de 80 años, uno de los primeros miembros de la Legión de Cristo, secretario general y secretario personal de Maciel, y uno de las ocho víctimas que lo denunció ante el Vaticano en 1986, fue invitado a la reunión de Roma para que contara su experiencia, un gesto significativo.
Se trataba de una de las pocas veces que lo contactaban oficialmente. El religioso no aceptó la invitación: "No me siento con fuerzas", advirtió.