Ante los desafíos que enfrenta un mundo cada vez más globalizado, la fuerza de América Latina radica en la integración y en la colaboración dentro de la "diversidad", según las conclusiones de un seminario sobre los nuevos escenarios para la región, celebrado este lunes en Santiago.
Las elecciones en Estados Unidos, la normalización de las relaciones de Cuba con Washington, la paz en Colombia o el acercamiento de la Alianza del Pacífico y el Mercosur, sin duda modelarán la nueva realidad de la región.
Organizado por la cancillería chilena con motivo del 40 aniversario del asesinato del excanciller chileno Orlando Letelier en Washington por los esbirros de Augusto Pinochet (1973-90), el seminario pretendía "poner la visión en el horizonte para imaginarnos los desafíos que vienen y reunir fuerzas y voluntades para enfrentarlos de manera común", según el canciller chileno Heraldo Muñoz.
"Probablemente este es el momento de mayor diversidad en América Latina" en cuanto a visiones políticas y económicas, dijo Muñoz, para quien pese a estas "diferencias legítimas", hay "espacio para hacer cosas juntos".
Y es que el "futuro no está en aislarse y enfrentarse a los demás, sino en cooperar e incluir desde la diversidad", recordó Rebeca Grynspan, responsable de la secretaría general Iberoamericana, para quien una América latina unida tendrá "mucho mayor peso en el mundo y en el escenario megarregional".
"Más del 70% de los latinoamericanos apoyan una mayor integración", recordó Grynspan, al citar el último Latinobarómetro.
Mayor integración supone mejorar las infraestructuras, aumentar el actualmente bajo intercambio comercial, que permita generar empleo, para lo que es necesario superar la desconfianza que existe en la política y las instituciones.
A nivel económico, la región debe hacer la transición del modelo de las ventajas comparativas, basado en la bonanza de las materias primas y los bajos salarios para abrazar un "modelo de ventajas competitivas que esté basado en la realidad del siglo XXI", instó por su parte Enrique García, presidente de la Corporación Andina de Fomento (CAF).
"Si queremos como región una convergencia con los países industrializados, y poder mantener los éxitos en la reducción de la pobreza, mejorar la equidad y evitar que las clases medias retornen a niveles de pobreza, hay que crecer a un promedio del 5-6%" anual, y con políticas de Estado de largo plazo en las que esté involucrado el sector privado, recordó.
Para lograr un cambio de paradigma en la región, se necesita una política "con P grande", concluyó Grynspan.