Entrevista de Paloma Valencia
PALOMA VALENCIA:- ¿Cuál es su opinión sobre los hechos en el Cauca?
HÉCTOR FABIO VELASCO:-En mi opinión el Gobierno no ha asumido la responsabilidad que le corresponde. El Ejército ha sacrificado injustamente a sus hombres, a sus comandantes. Ha sido la peor humillación que hayamos visto desde la existencia del nuestro Ejército. Hay indignación en el alto mando y en la tropa por la forma en que se trató a sus hombres armados y sin poder actuar, porque el Gobierno no asume su rol político.
P.V. -¿Cómo ve la solicitud de los indígenas para que la Fuerza Pública desaloje el territorio de los resguardos?
HFV:-Los indígenas no tienen la razón en su reclamación. Su autonomía administrativa está mal entendida. La Constitución es muy clara y tanto el Gobierno como el Estado tienen la obligación de hacerla cumplir. El artículo 330 dice:“De conformidad con la Constitución y las leyes, los territorios indígenas estarán gobernados por consejos conformados y reglamentados según los usos y costumbres de sus comunidades y ejercerán las siguientes funciones”. Y en el numeral 7 se agrega que deben “Colaborar con el mantenimiento del orden público dentro de su territorio de acuerdo con las instrucciones y disposiciones del Gobierno Nacional”. Además la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha sido clara en ese mismo sentido. Con ponencia del magistrado Eduardo Cifuentes Muñoz dijo lo siguiente: “Si bien las autoridades deben respetar el principio de autoridad de los pueblos indígenas, debe tenerse presente que no es absoluto ni soberano y tiene límites bien definidos que no pueden interferir con la obligación estatal de conservar la paz en el territorio nacional, sin excepción”.
La Constitución y la jurisprudencia son bastante claras. El problema es que el Gobierno no las hace cumplir. La responsabilidad no es de la fuerza militar sino del Gobierno. La acción de las Fuerzas Militares, que no hacen sino cumplir con su deber constitucional de mantener el orden interno, en todo el territorio sin excepción de alguna clase, tiene que tener apoyo civil.
P.V. - ¿Habría un rompimiento entre las Fuerzas Militares y los indígenas?
HFV:-No ha habido un rompimiento, lo que pasa es que las Fuerzas Militares han quedado en una posición muy difícil. La política no consiste en quedar bien con todo el mundo. El Gobierno tiene que asumir el desgaste que le corresponde, no simplemente dejar que las cosas pasen y sacrificar los oficiales -en unas responsabilidades que no les competen- a humillaciones que se hubieran podido evitar.
P.V. -¿Qué pasaría si la Fuerza Pública llegara abandonar el territorio indígena en el Cauca?
HFV:- No puede haber un Estado dentro del Estado. Menos aún cuando existe evidencia de que algunos indígenas tienen alianzas con las Farc. Hemos visto fotografías y videos donde se ve a los indígenas con los guerrilleros. Los indígenas del Cauca insisten en su reclamo de tierras, sin embargo el país debe saber que las mejores tierras del Cauca ya se entregaron en una cantidad que no pueden ellos siquiera administrar. Reclaman, además, los recursos para su desarrollo y para explotar las tierras, sin embargo reciben miles de millones que les gira el Gobierno Nacional. Corresponde, pues, a la Contraloría y la Procuraduría investigar qué ha ocurrido con esos recursos que han recibido los indígenas. Existen acusaciones de que esos dineros han ido a parar en gran proporción a manos de las Farc. Hemos oído también las acusaciones sobre cómo algunos líderes indígenas estarían apropiándose de los recursos para su propio beneficio, impidiendo que lleguen a las comunidades.
Fuero militar
P.V. - Se dice que el Ejército está desmoralizado por el tema del fuero militar y que esta sería una causa adicional a lo que está pasando ¿Cuál es su opinión?
HFV:-Los soldados colombianos son muy guapos, trabajan y combaten en todas las circunstancias pero, la verdad, tengo testimonios a diferentes niveles del mando militar que muestran una creciente preocupación por el asunto del fuero.
Unos dicen que no ha sido desmoralización… Bueno llámemelo de otra forma: no hay una actitud para llevar la iniciativa en el combate. Nadie va a combatir para que después lo metan a la cárcel. La verdad, la gente está acobardada ante los tribunales de justicia. La forma en que se eligen los jueces a partir de la Constitución de 1991 ha permitido que la justicia ordinaria esté infiltrada por la ultraizquierda. Además hay jueces sin carácter, que simplemente obran y son inducidos por la presión de los organismos internacionales, que están en contra de la Fuerza Pública porque tienen una agenda política. Tenemos los mejores hombres presos, una visita al batallón de Policía Militar en Bogotá es suficiente para darse cuenta. Está preso el Mejor Combatiente de América, el coronel Mejía Gutiérrez; y el pacificador de Urabá, el general Rito Alejo del Río. Con esta guerra jurídica lo que se busca es acobardar a las Fuerzas Militares. Es lo mismo que se busca en un combate con el enemigo: bajarle la moral.
Los militares son juzgados de forma injusta. Por ejemplo, el fiscal Iguarán nunca le concedió libertad provisional a un militar, menos aún casa por cárcel, pero ahora se lo ve pidiendo y obteniendo ese beneficio para su defendido, en el caso del estudiante Colmenares. De esta forma nosotros no podremos ganar la guerra. La guerra militar la hemos ganado en el campo de combate, la guerra jurídica y la guerra mediática la estamos perdiendo y aquí no hay nadie que nos defienda. El Estado, que subsiste gracias a las Fuerzas Militares, no las defiende.
Todo eso tiene consecuencias. Tengo información de que en el Putumayo, al sur del país, el Ejército está realizando operaciones de contención, pero sin entrar a atacarlos (a los guerrilleros), sin ofensiva. Las Fuerzas Militares ya no asumen la iniciativa y eso se evidencia en los resultados operacionales. Se han dado resultados muy interesantes como los de algunos cabecillas que han muerto, pero son puntuales y eso no es ganar la guerra. No puede desconocerse que en los últimos dos años la seguridad se ha deteriorado. Basta ver las estadísticas sobre el número de bajas de guerrilleros, número de bajas de las propias tropas, el número de secuestros. La situación se ha desmejorando y si no hay un cambio radical en las políticas del Gobierno, se puede llegar a extremos muy lamentables.