Por: Pablo Uribe Ruan
En el fútbol se habla de empresas deportivas, modelos que conjugan rentabilidad, capital y manejo adecuado de recursos, elementos que son la base del éxito financiero y deportivo de los equipos. Nacional, por ejemplo, es la fiel representación de efectividad del modelo, mientras que Millonarios es todo lo contrario, su antítesis.
A partir de la Organización Ardila Lule, base financiera, los verdes han sabido construir una marca, mediante el empleo y manejo eficiente de los recursos por parte de sus directivos. Por lo general Nacional reina en la liga local (tres ligas consecutivas), compite mano a mano en lo internacional y adquiere utilidades que oscilan entre los $9.000 millones.
Por su lado la realidad azul es todo lo contrario. Millonarios, como lo dijo Germán Casas, accionista minoritario, en Portafolio, es un negocio personal, no empresarial. Las malas decisiones, como la llegada de Lillo y Portolés, el tal proyecto español, y el ingreso de accionistas de dudosa reputación -Ortiz de Interbolsa-, entre otras muchas malas decisiones, hicieron que de nuevo Millos pase hoy por otra crisis económica y deportiva.
La creación de “Azul y Blanco S.A”, como modelo para explotar la marca de Millonarios, recibió una suma de $70.000 millones cuando inició y hoy, a punto de acabar el 2014, cierra el año con un saldo negativo de $5.000 millones. La otra cara: malas administraciones y falta de proyección. Y así, mientras que Nacional juega la final de la Suramericana, en Millos tratan de conseguir dinero para traer algunos refuerzos y que dizque capitalizar. Porque a diferencia de los azules, en donde los intereses personales preponderan por encima del equipo, los de Medellín sí supieron hacer empresa.
Directivos azules, no pierdan la oportunidad histórica con el grupo Colpatria que quiere invertir $30.000 millones en el equipo. No la pierdan.