Las colocaciones de los bancos para otorgar microcréditos están cerca del 1% del total de sus operaciones crediticias, a unas tasas que poco incentivan el desarrollo de los estratos más deprimidos y de las microempresas.
De hecho, según lo señala el profesor Jairo Orlando Villabona, investigador de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, esas altas tasas en muchos casos llevan a las microempresas a la quiebra.
Bajo esas condiciones, los prestatarios no tienen cómo generar márgenes de rentabilidad por encima de las altas tasas de interés a las que prestan.
Por el contrario, en varios países se ha empezado a dar un verdadero desarrollo de la banca social, inexistente hasta el momento en Colombia.
A su vez, los servicios financieros en nuestro país son excesivamente costosos. Estos no reflejan la situación de la banca internacional, sino que forman parte de la estructura económica del sector y de la falta de regulación por parte del Estado, que recarga a los usuarios con costos elevados.
Esto redunda en un costo de transacción altísimo para microempresas y sectores informales, lo que dificulta el acceso al crédito, producto de la ausencia de historial bancario. Así se lapidan los proyectos productivos de las comunidades más pobres.
Las comparaciones con diversas empresas del sector real demuestran que la banca es un negocio muy lucrativo y de bajo riesgo, frente a otras actividades que generan más eslabonamientos productivos, mayor empleo y por tanto, mayor bienestar para la sociedad.
El economista asegura que no es que se desconozca la importancia de los bancos como intermediarios entre el ahorro y la inversión, sino que, en nuestro país, no han cumplido con su función social ni han demostrado estar al servicio del colectivo o retribuir en algo sus beneficios, producto de sus actividades en el mercado.
De otra parte, asegura que el margen de intermediación de los bancos colombianos sigue siendo uno de los más altos del mundo, pues llegó al 12% en 2009 y la tendencia a la fecha no baja, lo que reitera su excesiva utilidad.