Laborista Miliband sueña con ser próximo premier inglés | El Nuevo Siglo
Martes, 2 de Octubre de 2012

Distendido pero combativo, el líder de la oposición laborista británica Ed Miliband trató de convencer a la opinión pública de que tiene el perfil de un futuro primer ministro, presentándose como el mejor garante de la unidad de la nación.

Miliband, de 42 años, pronunció este discurso salpicado de anécdotas personales ante su partido reunido en congreso en Manchester, sin notas ni pupitre, bajo las aclamaciones de los militantes.

Su intervención era muy esperada porque aunque el Partido Laborista tiene el viento en popa a mitad del gobierno del conservador David Cameron y presenta un frente unido, Miliband, en cambio, padece un déficit de popularidad.

Los últimos sondeos publicados antes del congreso dan a los laboristas una ventaja de entre 5 y 10 puntos sobre los conservadores en intención de voto. Pero sólo uno de cada cinco británicos se imagina a Miliband primer ministro en 2015. Y los encuestados tienen más confianza en los conservadores que en los laboristas para enderezar la economía, a pesar de que ésta volvió a la recesión durante el actual gobierno de coalición de Cameron.

Dos años después de haber tomado las riendas de la formación, tras una lucha fratricida con su hermano David, Ed Miliband instó a su formación a "ser el partido de una nación para convertirse en el gobierno de una nación y construir un país de una nación"

Retomó así el tema de un discurso fundador ("Una nación conservadora") de un gigante de la política británica del siglo XIX, Benjamin Disraeli, un Tory que promovió numerosas reformas sociales.

Esta referencia le permitió explicar que Cameron había dado la espalda al principio de unidad, y "divide" hoy al país favoreciendo a los más acomodados.

"¿Han visto ya a un grupo más incompetente, desesperado, desfasado, cambiante, rompedor de promesas (...) que este primer ministro y su gobierno?", preguntó el líder laborista bajo una atronadora ovación.

Reiteró su compromiso de que si llega al poder obligará a los bancos a escindir por completo sus actividades de detalle de las de inversión. También se distanció del Nuevo Laborismo de Tony Blair, estimando que había sido "demasiado tímido a la hora de hacer rendir cuentas a los más poderosos".

Pero Miliband también advirtió que el Laborista tenía que ser "tanto el partido del sector privado como del sector sector público", y que un gobierno laborista no podría dar marcha atrás ni en los recortes del gasto público ni en el retraso de la edad de jubilación.