Álvaro Uribe
El expresidente Álvaro Uribe le concedió ayer una entrevista al equipo de La W.
Se desmovilizaron entre 32.000 y 35.000 paramilitares y 17.000 o 18.000 guerrilleros.
Yo no creo que uno pueda legitimar las cifras de los bandidos.
Estaban tan penetradas las instituciones que el bandido conocido como Macaco tenía una finca grandísima llena de extravagancias que colindaba con instalaciones del Ejército en Caucasia y tuvieron que pasar varios años de mi Gobierno para que sobre ese predio procediera una extinción de dominio.
Hacer cuentas sobre cuantas personas están en un grupo criminal es muy difícil.
Me parece muy grave que hayan cambiado la terna para Fiscal y creo que allí influyó el designio político del Ministro del Interior contra el Gobierno nuestro.
Yo no podría decirle si el factor Lucio ha influido en la persecución contra Luis Carlos Restrepo.
Al final de mi Gobierno en Quindío, en Antioquia, en el Magdalena me decían: “Gracias a las políticas de su Gobierno contra la riqueza mal habida el narcotráfico se ha abstenido de seguir comprando propiedad rural”.
El campesinado nunca ha visto en las Farc a su redentor. Al contrario, las Farc fueron sus verdugos.
El Gobierno nuestro quería aprobar la ley de víctimas. ¿Por qué no pudimos hacerlo? Primero, por desacuerdos en el monto… Y segundo, porque no era conveniente igualar a los victimarios históricos de la criminalidad con eventuales victimarios integrantes de las Fuerzas Armadas.
No le quiero faltar al respeto al Procurador, pero me parece que hubo un acomodo político, que consistió en sancionar a Andrés Arias y a Bernardo Moreno.
A nosotros nos crearon en las Facultades de Derecho un mito por nuestra Corte Suprema de Justicia y qué tristeza la politiquería que se vio en la Corte Suprema de Justicia.
Andrés Pastrana
El expresidente Andrés Pastrana habló extensamente este fin de semana con el diario El Espectador.
Las Farc no han dado ninguna señal de que quieren la paz.
El gobierno no tiene espacio político para iniciar un proceso de paz.
El único documento que existe de una negociación con las Farc fue el que firmamos en mayo de 1999.
¿Que fracasamos en la zona de distensión? Claro que fracasamos, porque su objetivo era llegar a la paz.
Hoy hablar de paz en Colombia implica ser tachado de terrorista. Pero si usted mira las encuestas, siempre hay un 60 por ciento que prefiere el diálogo.
Yo soy un convencido de la solución política al problema con la guerrilla.
Hoy está claro que se puede hacer el cambio a través de las urnas y no de las balas. Si perdonamos a los que hagan ese cambio, los perdonamos de verdad y los aceptamos de lleno en la política.
A quienes han llegado a ocupar posiciones o a quienes hacen política, se les trata de descalificar por haber sido guerrilleros.
El país ha tenido dos procesos de paz: el del Caguán y el de Ralito. En el primero hay resultados buenos y malos, pero fue abierto, transparente y de frente.
En el Caguán negociamos pero no pactamos. En Ralito se pactó y no se negoció.
Aquí 'chuzaron' a políticos, magistrados, periodistas. Es clarísimo que hay pruebas y evidencias de que sí existió el delito y por lo tanto creo que el derecho de asilo no existe.
La Justicia no está politizada. Lo que se está tratando es desvirtuar a la Corte.
Los políticos no debemos criticar fallos y la Justicia no se debe dejar llevar por la política. Debe hablar a través de fallos y no tiene por qué dar explicaciones en los medios.
La fiscal está actuando en forma independiente, inclusive de su marido, y ha tomado decisiones claras en la lucha contra la corrupción.
Es increíble que el Polo haya sido capaz de expulsar a parlamentarios y el Partido Conservador no, cuando están todos presos o investigados.
El problema de seguridad ya no es la guerrilla sino las ‘bacrim’, los paramilitares. Son los que están generando en buena parte la sensación de inseguridad.
La gente sigue sin escuela, sin tierra, sin vivienda y ya se viene el otro invierno.
Petro va a tener que entender como alcalde que una cosa es hacer oposición y otra gobernar. Tiene 100 días. En ese periodo es cuando damos señales de lo que queremos hacer y aquí todas las señales son encontradas.
Un tipo como Antonio Navarro, con manejo político y conciliador, debe hacer un esfuerzo para ver cómo mueve ese Concejo.
Que puede haber oposición constructiva, perfecto. Pero hay unos temas que todos los partidos están dispuestos a discutir. Tampoco es bueno apostarle a que al alcalde le vaya mal.
La paz no genera noticias todos los días y en esos procesos uno avanza y retrocede. Lo importante es la discreción absoluta.