La verdadera Andi del pasado | El Nuevo Siglo
Miércoles, 27 de Noviembre de 2013

En el pasado fue la todopoderosa Andi el gremio económico más representativo de la plataforma productiva colombiana, pero hoy no es ni la sombra de lo que construyeron con hombría de bien los más connotados voceros de nuestra dirigencia nacional, con don Fabio Echeverri Correa a la cabeza. Este irrepetible líder le puso el tono moral más alto a esa organización, hoy convertida en una asociación nacional de importadores y lo más doloroso: en un apéndice del Gobierno central para innegables propósitos reeleccionistas.

El influjo de los antioqueños. Fue la Andi parte esencial de la institucionalidad del sistema democrático y de la libre empresa, sobre cuyo lomo se desarrolló nuestra sociedad en el siglo pasado.

Fueron los antioqueños, intrépidos empresarios, dueños de capitales privados, quienes constituyeron esa institución para que jugase un papel de representación independiente  ante el Gobierno y la sociedad, en defensa de los intereses del sector y de sus trabajadores, del modelo de Estado y el desarrollo productivo de la economía.

Un compromiso de responsabilidad. Participaron en la gran ANDI del siglo XX los propios dueños de los negocios directamente en la conducción de juntas nacionales, regionales y asambleas, en las cuales se elegían sus presidentes y líderes, y se discutía la actualidad y futuro de manera informada, independiente, autónoma, abierta y, sobre todo, muy franca. De ese manejo salían fórmulas que representaban el compromiso de responsabilidad social del gremio con su propio bienestar, como industria o sectores de la producción, y con toda la nación laboral y en proceso de formación.

Don Fabio Echeverri Correa. Y fue con ese espíritu que estos últimos titanes de la empresariedad antioqueña, a principios de los 70, confiaron a Fabio Echeverri Correa la dirección del gremio y encontraron en aquella entidad unas respuestas que a todos les ayudaron a partir de un referente colectivo diferente de la maximización del retorno a la inversión como único objetivo del sentido empresarial.

Ayer, en los poderes centrales, suscitaban oleadas de nerviosismo los categóricos enjuiciamientos del temido presidente de la ANDI, a quien llamaban en algunos consejos de ministros “El mano de piedra Echeverri”, por lo duro que les pegaba cuando aparecía en los medios periodísticos criticando las medidas tributarias de régimen de  turno. Hoy, esas tibias críticas apenas producen algo de hilaridad. 

Fue la ANDI. Recordemos que fue la ANDI la que ayudó a impedir que los dineros mal habidos del narcotráfico y otras conductas ilegales pudieran adueñarse de la actividad productiva y la que con una posición firme le expresó a los políticos que conducían los gobiernos de turno la importancia de no convertirnos en narco-Estado y de no poner en peligro el sistema de libre empresa e inversión de capitales que soporta nuestro modelo democrático.

(Espere mañana en La Barca la segunda entrega de lo que fue el gremio más representativo de los colombianos).