La tembladera capitalista | El Nuevo Siglo
Lunes, 8 de Agosto de 2011

Yo no sé si lo que hoy existe en el mundo sea capitalismo propiamente dicho. Se suponía que aquel era un mecanismo adecuado para la aplicación del capital. Pero lo que hoy se ve es una perturbación constante del mismo. Es decir, un método lleno de falencias. En la actualidad anda manga por hombro. Y cuando ello acontece el universo comienza a temblar.

En este momento tiembla, claro, porque Estados Unidos fue descertificado por primera vez desde el crack de 1929 como paraíso de la inversión nacional e internacional. Y eso resulta tan impactante o impredecible como cuando se cayó el muro de Berlín y se vino abajo el co-munismo acorde con la pantomima política que era. Pero no sólo es Estados Unidos, ya Grecia pasó a cuidados intensivos, Portugal y España viven al borde del abismo, y están pendientes otros países europeos supuestamente fuertes. Lo grave es que no es nuevo. Parece una crisis recurrente. Hace un par de años, cuando la llamada burbuja económica norteamericana, se quebraron o paralizaron varias economías de las intocables, como la alemana. Previamente, naciones de América Latina también habían caído, entre ellas Colombia a finales de los años noventa. Esto para señalar que ya no hay crisis en plural, cada cual con sus características y períodos, sino que es una sola que se prorroga en el tiempo y que revienta aquí o allá sin importar el lugar.

Tendrá el mundo, pues, que acostumbrarse a vivir con el capitalismo en crisis. Entre otras cosas porque no hay recambio. No existe ningún otro sistema considerable y por el contrario la Postmodernidad parece más cucharadas de lo mismo. Frente a ello, además, ya no hay expertos que expliquen los fenómenos y den tranquilidad. Al revés, cuando alguien sale a advertir, el enredo se acrece. Ya nadie come de la experticia de los heliotropos de la economía. Y si ello se combina con la falta de liderazgo global, pues está demostrado que no hay mayor cosa que hacer. Podrán indignarse los indignados, todo va a seguir igual.

Cuando se iniciaron los tiempos modernos, en el siglo 19, la democracia y la tecnología se sumaron al capitalismo como plataforma de lo que ocurrió después. La época fue interesante porque produjo un sinnúmero de acontecimientos históricos. Pero hoy, cuando han sido superados esos tiempos modernos, no se tiene mayor idea para donde se va. Por lo pronto, pues, es mejor acostumbrarse, en este mundo en transición, al capitalismo en crisis permanente. Entre otras cosas, no sólo por nuevos actores como China, Brasil o India, sino porque quienes lo manejaban hegemónicamente ya no saben muy bien qué hacer. Es decir que ya el capitalismo no es axioma de estabilidad, sino al contrario la causa de la tembladera global. Y eso, al menos, despierta cierta risa, que no lo es tanto cuando se confirma que los países se pueden quebrar y hasta Estados Unidos parece una banana republic.