La serranía de San Lucas | El Nuevo Siglo
Domingo, 22 de Septiembre de 2013

Álvaro E Sánchez H. *

 

He tenido la oportunidad de conocer de cerca una de las maravillas naturales de nuestro país, la reserva natural de la serranía de San Lucas, enclavada en el sur del departamento de Bolívar y fuente de innumerables riquezas ecológicas de nuestro planeta.

He tenido, entonces, la oportunidad de ver de cerca su inmensidad y su potencial, y no sé si debería sentir inmensa alegría por lo que ambientalmente allí se encuentra o profunda tristeza por la desidia y el abandono con el que estos recursos han venido siendo tratados tanto por el Estado como por los ciudadanos.

La serranía de San Lucas es una formación montañosa, ubicada en el extremo norte de la cordillera central; tiene una extensión de 16.000 km², con alturas que oscilan de 30 a 2.740 metros sobre el nivel del mar; está ubicada en los departamentos de Antioquia y Bolívar, en la unión de la llanura de la costa Caribe con las elevaciones de los Andes colombianos. La Serranía está bordeada de los ríos Magdalena y Cauca, que se nutren y engrandecen de las aguas que allí nacen.

 

Fauna

 

La variedad de fauna que allí se encuentra ha sido estudiada por cantidad de instituciones, no solo del país sino también de carácter mundial, entre ellas: el instituto Von Humbolt, Proaves, la Fundación Colibrí y el Fondo mundial para la naturaleza (WWF). De estas fuentes se puede extractar el resumen de fauna que habita en nuestra serranía y que se expresa en la tabla adjunta.

Este es solo un breve resumen, pues en total se han identificado 843 especies de las cuales 347 son aves y 56 están en algún nivel de peligro de extinción; entre ellas 8 de las 17 especies endémicas (Que solo existen en ese sitio) de la región.

 

Actividades

 

Por desgracia, la serranía no solo es rica en recursos de flora y fauna, también es rica en minerales de oro, plata, cobre y platino; esto ha generado una acción indiscriminada de minería que poco a poco ha venido acabando con un recurso que no solo es de los vecinos, sino del país y del planeta. Se calcula que en el último año se deforestaron más de 11.000 hectáreas destinadas a desarrollos mineros y a la plantación de cultivos ilícitos; esto se centró en 27 de los 52 municipios en los que está asentada la serranía; de los 3’000.000 de hectáreas originales del macizo solo existen es estado natural 120.000.

Pero ahí no acaba el problema: por efectos de la minería fuera de control se encuentran municipios con niveles de mercurio en el agua de consumo, que superan en 10 o más veces el máximo permitido para el consumo humano; a este ritmo es muy posible que en 15 años veamos una gran cantidad de deformaciones genéticas en los nacimientos en la región, además de la extinción de una de las mayores riquezas naturales del país.

 

Acciones

 

Mucho se ha hablado de la necesidad de tener una policía ambiental debidamente capacitada para controlar éste tipo de problemática y en algunas ocasiones se han realizado esfuerzos en éste sentido. Pero esto no puede esperar más, no se le puede exigir a la sociedad civil que proteja las riquezas del país cuando sus autoridades no hacen nada por las mismas. Alguien dirá que existen los guardabosques y las familias guardabosques, pero no se puede olvidar de que las acciones ilegales las cometen generalmente los grupos ilegales y los civiles no estamos preparados para enfrentarlos.

El Ministerio de Ambiente inició en 1995 un estudio para la declaratoria del macizo como parque natural. Para ello en 2001 se solicitó al Ministerio de Minas un concepto previo sobre el potencial minero de San Lucas, paso obligatorio para dicha declaratoria. Aún esperamos la respuesta. Ojalá que se logre la creación del parque mientras todavía es posible recuperarlo y ojalá las trabas burocráticas no predominen sobre la necesidad de salvar nuestros recursos.

Olvidaba mencionar la existencia probada de por lo menos siete cementerios indígenas de gran tamaño, que han venido siendo saqueados por guaqueros sin control ninguno de parte del ministerio de cultura, ya en esa zona no se asientan comunidades indígenas, solo dejaron sus cementerios, deberíamos por lo menos salvaguardar éstos.

* Director Maestría en "Gestión y evaluación ambiental". Escuela de Ingenierías. Universidad Sergio Arboleda. Alsanchez2006@yahoo.es