La sede mundialista caleña | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Julio de 2013

La sede mundialista caleña. La Barca se deleitó en la noche del jueves siguiendo paso a paso durante dos horas, desde la tribuna oriental del estadio olímpico Pascual Guerrero, de Cali, la vistosa ceremonia inaugural de los IX Juegos Mundiales que congrega en la preciosa Sultana del Valle  a 3.500 deportistas de 107 países. Damos gracias al amigo que nos invitó a este espectáculo que, según las palabras de nuestro anfitrión, no nos podíamos perder por motivo.

El lunar infaltable. Nos sorprendió el mezquino discurso del señor Otoya, el director del evento ecuménico, quien ignoró “olímpicamente” a don Pascual Guerrero, el gestor de los juegos para su ciudad amada. Habló de "un puñado de caleños recibió la noticia de la sede".

Otros olvidos del orador. Don Otoya tampoco nombró en su discurso al Gobernador del Valle, y menos habló de Cali, de su gente y  de lo positivo de la región. De lo rescatable  se limitó a referirse a don Jorge Herrera Barona y los memorables Juegos Panamericanos del 1971. La intervención fue  deshilvanada, sin fuerza, ni generosidad. No hay que pedirle peras al olmo, dijo un espectador bugueño de la repleta tribuna popular.

El Vice sacó la cara. En representación del alto gobierno intervino en la ceremonia de apertura del certamen, en el estadio del barrio San Fernando, el vicepresidente Angelino Garzón, quien al anunciar que el presidente Santos no había asistido por razones de salud, fue interrumpido con ensordecedora rechifla desde todas las tribunas copadas por unos 40.000 espectadores.

Rechifla del pasado. Varios de los asistentes al acto del jueves, en Cali, recordaron que una rechifla parecida, pero de cuerpo presente, sufrió en el año 1978, el entonces presidente Alfonso López Michelsen, en la inauguración de los Juegos Centromericanos y del Caribe, en el estadio Atanasio Girardot, de Medellín, cuando ya tenía “el sol a las espaldas”, bella metáfora de su autoría  que le encantaba repetir al inspirador del “Mandato Claro”. También solía hacer este chascarrillo cuando le preguntaban por Medellín, la primera urbe paisa: “esa ciudad me chifla”…

Cambio de tercio. A propósito de la entrevista de Pacho Santos a La Hora de la Verdad, nos escribe  el profesor Mario Hernández: “No sé si la ingenuidad y el candor sea suficiente para exculpar el encargo en su momento para adelantar un estudio sobre Memoria Histórica a una comisión abiertamente sesgada  y mamerta. Yo fui profesor de la U Nacional y conocía la posición de Gonzalo Sánchez (historiador). Está bien que a una persona del común le metan gato por liebre, pero a un gobierno es inadmisible y así pretende ser el candidato del uribismo, que ahora no esté de acuerdo en sus conclusiones vaya y venga, pero él lo posicionó y posesionó. Estamos a merced de personas que no saben dónde están paradas -caso Pacho Santos- y es lo que verdaderamente causa tristeza”.