Por: Pablo Uribe Ruan
A Osorio le salen todas con Nacional. Es puntero en la liga, va a jugar la final de la copa y está a punto de romper el récord de invictos en Colombia (lo tiene Millonarios con 29 partidos). Hace rato no se veía un equipo tan sólido en el país. Pero la obtención de estos logros se debe, especialmente, a un sistema basado en la rotación, en donde cada jugador es esencial al conjunto.
Ser fiel a este modelo no es fácil. El ingeniero Pellegrinni lo implementó en el Madrid rotando los mediocampistas cada partido; en menor medida defensas y atacantes. Y no le salió. La lluvia de críticas no se hizo esperar, en especial, por el cambio reiterativo de Kaká por Granero. Se quemó; al fin y al cabo quién no se quema en el Madrid.
A Nacional le ocurre algo parecido con sus atacantes. Duque pasa por un excelente momento pero alterna con Ángel, Pajoy y Uribe. ¿Continuidad o alternación? Es un tema de vida, como dice Osorio. Según el risaraldense, un equipo es como un colectivo, en el cual todos sus integrantes quieren sentirse productivos jugando partidos. Rotar es condición necesaria para mantener un equilibrio en la nómina buscando potencializar a cada jugador.
Es paradójico, sin duda alguna. Duque es un gran delantero al que todos queremos ver, pero prima el modelo de equipo; la rotación, sobre el nivel personal. Es el fútbol y las decisiones que lo rodean. Por lo demás, para complejizar la nómina de esta manera hay que tener materia prima de dónde escoger. Nacional es el único en Colombia que la tiene.
Pero más que esto, Osorio es congruente con su idea, diciendo que en Colombia sí se puede rotar. Eso, más que todo, es lo que lo tiene ganando la batalla.