En la región Caribe colombiana muchos productores conservan los totumos que aparecen espontáneamente, porque son muy apetecidos por el ganado, toleran bien el ramoneo, resisten varios cortes al año, dan muchos frutos y poca sombra, permiten que el pasto crezca debajo de ellos, resisten la sequía, ofrecen recursos para el ensilaje e incluso proporcionan utensilios de cocina. En algunas regiones las semillas del totumo se usan tanto como la cáscara del fruto. Estas semillas contienen de 16 a 25% de proteína y 31% de un aceite cuyo olor y sabor recuerdan al aceite de oliva.
El totumo es capaz de resistir el fuego de moderada intensidad. El árbol quemado puede perder todas sus hojas y frutos, pero en poco tiempo rebrota vigorosamente. El propietario de una finca ganadera situada en la región seca del departamento de León, en Nicaragua, desarrolló una máquina sencilla formada por un tornillo sinfin y una criba para moler los frutos de totumo con el fin de suplementar al ganado durante el verano. Un gran incendio que afectó a la finca consumió en pocas horas un área importante que había sido reforestada con varias especies de árboles maderables. El propietario reemplazó entonces la criba pequeña de su máquina por una de mayor tamaño que permitía el paso de las semillas enteras y siguió suplementando el ganado con el puré de los frutos. En poco tiempo el ganado que consumió esta pulpa dispersó estas semillas y la finca empezó a llenarse de totumos. Pocos años más tarde otro incendio consumió buena parte de la propiedad, incluidos los potreros con totumo. Sin embargo, en esta ocasión los árboles rebrotaron y en poco tiempo la finca recuperó sus sistemas silvopastoriles.
Complemento proteico
El totumo es considerado un complemento proteico para el ganado bovino, las ovejas de pelo y las cabras, principalmente en regiones sujetas a períodos secos prolongados. La pulpa de los frutos que empiezan a secarse luego de caer al suelo, se fermenta y adquiere una coloración negra, consistencia pegajosa y sabor dulce.
En la región de Boaco, Nicaragua, los frutos del totumo o jícaro se recolectan directamente del árbol o del suelo y se guardan a la sombra. Unos seis días después de almacenados, cuando adquieren una tonalidad oscura, se le pueden suministrar a los animales. Los productores rompen los frutos con un mazo de madera y extraen la pulpa con cuidado de no dejar partes de la cáscara. Los animales adultos, principalmente las vacas en producción y los sementales, pueden consumir hasta 4.4 kilos de frutos por día. Algunos productores que utilizan esta práctica durante los meses secos, han observado incrementos entre 25 y 50% en la producción de leche.
La conservación
El ensilaje salino es una buena práctica para conservar las frutas carnosas del totumo (y también del mango, el marañón y la guayaba), que se fermentan fácilmente por su alto contenido de agua y azúcares. En un recipiente plástico o revestido por dentro con plástico se alternan capas de fruta picada y capas delgadas de sal. Por cada 50 kilos de fruta fresca se utiliza medio kilo de sal común. El recipiente se tapa herméticamente con un plástico y se deja a la sombra por tres semanas, después de las cuales se puede usar como suplemento para el ganado bovino, los cerdos y las aves. La pulpa en ensilaje salino se conserva por varios meses siempre y cuando el recipiente quede herméticamente sellado y a la sombra. Es importante restringir el consumo a menos de 3 Kg. por día durante la última etapa de la preñez.
Aquiles Escobar fue un científico de la Universidad Central de Venezuela, asesor de la Fundación Polar e investigador en nutrición animal, que trabajó con el totumo durante varias décadas e investigó la importancia cultural de este árbol en las Américas. Escobar dedicó varios años a reunir una colección de procedencias de totumo de Venezuela, que se encuentra en el campo de investigación de la Fundación Danac (San Felipe, Yaracuy). El afiche "Totumo, jícaro, tapara o árbol de calabazas: símbolo de América Tropical", homenaje aAquiles Escobar Boves, se encuentra disponible en Cipav. Los interesados pueden escribir a cipav@cipav.org.co (Aparte del artículo publicado en Carta Fedegán 124. Cipav. Autores Zoraida Calle, Enrique Murgueitio Restrepo, Luz Mercedes Botero).