En el pasado Congreso Nacional de Ganaderos, el Ministro de Agricultura señaló que entre 2010 y 2012 el sector de la ganadería bovina recibió del presupuesto público un monto de subsidios de tal envergadura que probablemente ningún sector, ni siquiera el cafetero, recibe, y los cuales tasó en 3.3 billones de pesos.
Desde luego la afirmación causó sorpresa en Fedegán y en los comités regionales, agremiaciones y diferentes representantes gremiales, no sólo por su monto sino por su destinación.
Algo va de Pedro a Pedro
Un detenido análisis de los recursos arbitrados por el sector pecuario bovino demuestra que no todos son subsidios. Sólo el 11%, unos 380 mil millones de pesos se pueden considerar como apoyos y subsidios, mientras que los $2'9 billones restantes, son créditos colocados por el sistema financiero entre los ganaderos.
Estos últimos recursos, son préstamos que el ganadero debe reintegrar con los intereses de financiamiento correspondientes. Dichos créditos, financiamiento o préstamos bancarios, como bien se les quiera llamar, han tenido una tasa de interés promedio de DTF + 8 puntos, algo así como el 13% efectivo anual, que equivale a 4,3 veces la inflación de 2012, lo cual significa además, que no todos los recursos llegan al sector. Un porcentaje se queda en las instituciones financieras, en especial por la alta intermediación y los costos financieros asociados a estos procesos.
Son, sin duda, créditos sumamente costosos y que desde hace mucho tiempo dejaron de ser de fomento, y que por su puesto su uso es discrecional por cada ganadero beneficiario del crédito.
La cifra decantada
Pero además de los 380 mil millones, 179 mil millones corresponden a eventos coyunturales y de emergencia que han ocurrido en estos últimos tres años causados principalmente por las diferentes olas invernales, las cuales originaron la muerte de 160 mil bovinos, el desplazamiento de 2,1 millones de animales y la inundación de 700 mil hectáreas. En consecuencia, solo 201 mil millones de pesos en los últimos tres años corresponden a ayudas directas estructurales del Gobierno Nacional al sector ganadero.
Recorte crediticio
Al cuadro anterior de costos financieros se suma el hecho de la eliminación de una Línea Especial de Crédito del programa AIS, que existía antes de 2011 para el sector ganadero mediante la cual le resultaba menos costosa que una línea de crédito ordinaria FINAGRO. Con la puesta en marcha del programa DRE se dejaron de financiar algunas actividades, lo cual obligó al productor a apalancarse con recursos más costosos o estructurar sus proyectos para que se pudieran vincular a un ICR (Incentivo a la Capitalización Rural). Las cifras son contundentes. En 2007, cuando comenzó el programa AIS, el sector ganadero demandó por esa Línea Especial de Crédito 26 mil millones de pesos, mientras que en lo corrido de 2012 la cifra no alcanza los 130 millones de pesos.
Insuficiencia crediticia ante los retos
Los 201 mil millones representan un promedio anual de 67 mil millones de pesos, los cuales resultan insuficientes para las dinámicas y nuevos retos del sector.
La solicitud de los 500 mil ganaderos de Colombia es poder contar con recursos que les permitan enfrentar las nuevas dinámicas que imponen los Tratados de Libre Comercio, cuya mitigación de impactos depende del programa que demandan recursos, como salud animal, capacitación, tecnología, genética, alimentación y otros más.
Los TLC ya empiezan a afectar gravemente al subsector lácteo, que de no avanzar en los próximos años de desgravación progresiva pactada con los diferentes socios comerciales, expulsará a más de 300 mil pequeños productores del mercado causando graves perturbaciones sociales y económicas en el campo colombiano.