“Se negocia un cese al fuego, pero la paz la hacemos nosotros”, afirmó Soraya Bayuelo, directora del Colectivo de Comunicaciones Montes de María, durante la clausura del Foro Regional sobre Víctimas realizado en Barranquilla.
Bayuelo, ganadora del Premio Nacional de Paz por su resistencia a la violencia mediante la cultura, afirmó, ante 741 personas en el Hotel el Prado, que los foros son una forma de hacer que la historia no se olvide y vaya más allá del recuerdo.
La activista estuvo presente en la mesa de clausura junto a Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la UN; Fabrizio Hochschild, coordinador residente y humanitario de la ONU; y algunos representantes de los gobiernos de Chile y Noruega.
Durante el cierre del Tercer Foro Regional sobre Víctimas, los relatores de Naciones Unidas y la Universidad Nacional dieron a conocer parte de las propuestas que se llevarán a La Habana.
Entre las iniciativas está reconocer a los militares retirados y familiares de uniformados caídos como víctimas, brindar acceso a programas de atención psicosocial a menores y crear centros de atención para mujeres víctimas de violencia sexual.
De igual forma, se insiste en la conformación de comisiones de verdad y mesas regionales que hagan seguimiento al proceso de paz.
“Debemos destacar que se hicieron evidentes principios democráticos como participación, convivencia, respeto por la diferencia y fomento de la reconciliación”, destaca el profesor Alejo Vargas.
La clausura del foro concluyó con una obra simbólica hecha por las víctimas, en la que se resaltó que la vida es más fuerte que la muerte.
Pueblos indígenas: víctimas históricas
En Colombia existen 87 pueblos indígenas ubicados en 710 resguardos de 27 departamentos del país, según el último Censo. Ellos, como parte de la violencia y la desigualdad que azota a la nación, también se hicieron presentes en el último foro.
La comunidad wayúu, ubicada en la península de La Guajira (extremo norte de Colombia) representa alrededor del 20 % de la población indígena nacional y ha sobrellevado en su historia reciente interacciones con la violencia y los grupos ilegales.
Nelson Ipuana, líder de este pueblo en el municipio de Distracción (al sur de la Guajira), dio a conocer los problemas que atraviesa su comunidad.
“Hay miembros amenazados, desaparecidos y desplazados. Una prima mía, promotora de salud, fue asesinada por los paramilitares. Esperamos que nuestras propuestas ayuden a que las comunidades indígenas y afrocolombianas del país sean escuchadas”, expresa.
Jaqueline Romero, representante de las mujeres de esta comunidad, asegura que como iniciativa de la mesa de conversaciones es necesario analizar el conflicto desde lo local y ampliar el debate con entidades territoriales.
De igual forma, la dirigente social pide que se recuerde la masacre del resguardo de Rodeíto el Pozo (municipio de Hatonuevo), perpetrada por paramilitares en una fiesta familiar, donde 13 miembros wayúu fueron masacrados.
Por su parte, José Ubalino Flórez, representante de los más de 914 miembros del pueblo zenú en Córdoba que fueron desplazados y se dirigieron a Barranquilla, afirma que la clave del avance en las negociaciones es el reconocimiento de la responsabilidad de los actores armados en los crímenes y desplazamientos de la población colombiana.