La Barca consultó con expertos en el tema energético y escuchó opiniones del siguiente tenor: la Empresa de Energía de Bogotá es la joya de la corona como otrora lo fue la Empresa de Teléfonos de Bogotá. Bien valdría la pena que el nuevo alcalde Gustavo Petro repasara el ABC del proceso que hace parte la cadena energética colombiana, antes de tomar decisiones políticas o administrativas.
Lo que ignora Petro
La regulación energética que hoy rige en Colombia es modelo en el mundo. El primer país en adoptarla fue Inglaterra. De este modelo Colombia hizo su inspiración y ahora somos los mejores en Latinoamérica, por encima de Brasil, Chile, Argentina y Perú, gracias a que la empresa de energía invierte en mercados energéticos extranjeros. Este nuevo sistema que adoptó el país goza de un regulador independiente que separa las distintas actividades de la cadena: generación, trasmisión, distribución y comercialización. El último rubro le da un cargo importantísimo por confiabilidad.
A cuidar la gallinita
Pretender traer el capital que posee la empresa en los mercados energéticos extranjeros es matar la gallinita de los huevos de oro. Es emprender el negro camino que los socialistas de España transitaron con la adopción de múltiples subsidios que terminaron ahogando la economía española y que trajo de vuelta al Palacio de la Moncloa al Partido Popular. Que no se repita historia de la ETB.
Concejo sub júdice
Según Juan Carlos Flórez, el Concejo de Bogotá se encuentra sub júdice. Actualmente, once de los 17 involucrados en el Carrusel de la Contratación resultaron reelegidos el 30 de octubre y faltan más concejales porque se descubren nuevos carruseles, entre ellos el de los hospitales. A propósito: ¿Qué tendrá que decir Cambio Radical al respecto?
Se dice que uno de los concejales más votados de Cambio es el “rey” de la Secretaría de Salud y él ya lo sabe. Además, los testigos están vivos. ¿Qué dirán el ministro Vargas y el secretario anticorrupción, Carlos Galán?
Fantasma del Capitolio
Un fantasma ronda por los alrededores de la Plaza de Bolívar que asusta por igual a los magistrados de las altas Cortes y a los miembros del Congreso. Es el fantasma de la revocatoria del período por la vía de una Asamblea Constituyente. Después del banquete de las regalías o el llamado “barril de los puercos”, el Congreso se apresta a aprobarle al Gobierno la reforma judicial.
La reforma transita por carretera destapada, después de las maratónicas jornadas impuestas por el Ejecutivo y las Cortes a la Cámara de Representantes para que se alcancen a surtir los debates antes del cierre de las actuales sesiones ordinarias del Congreso, que se terminan el 16 de diciembre, la reforma judicial estaría muerta desde ya, pues no alcanzaría la forzosa conciliación de los diferentes textos aprobados hasta ahora, en Senado y Cámara. Después del 16, no sería posible repetir el segundo debate en ambas cámaras como lo ordena la Constitución.