La India, un pueblo en el noreste de Colombia sin estación de policía, ha logrado desde hace casi tres décadas vivir en paz en medio del conflicto armado de más de 50 años, un ejemplo para muchos de que convivir sin violencia es posible.
"La guerrilla, el Ejército y los paramilitares no le dejaban tener vida a uno, venían aquí y lo sacrificaban como a un animal", contó a la AFP Ramón Córdoba, miembro de la comitiva de campesinos de La India, en el departamento de Santander, que se plantó en 1987 ante tres jefes de las FARC para parar la guerra.
Llegaron en canoa, río arriba, y retaron a los líderes de los frentes 11 y 23 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), la misma que que hoy ultima en La Habana un acuerdo definitivo de paz con el gobierno colombiano.
"Señores de las FARC: el motivo de esta visita ha sido porque hemos pensado no compartir más con ustedes", contó Córdoba que les dijeron.
"Cuando (las FARC) llegaron, su política era que el pobre sería menos pobre y el rico, menos rico. El pueblo los recibió con esa promesa. Pero después, la cosa se volteó: empezaron a acabar con nosotros, a perseguirnos, a matarnos", aseguró este hombre de 78 años que enfrentó sin armas y sin miedo a los rebeldes, porque, dijo, "íbamos cargados de razón".
Y se la dieron. Pero luego debieron lidiar con los paramilitares, surgidos en los años 1980 para combatir a las guerrillas.
- "Pacto de caballeros" -
A las milicias irregulares de derecha también las encararon para que se fueran de su territorio, hasta que mataron a tres líderes de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC), que por entonces encabezaba las negociaciones de paz con los grupos armados ilegales.
En el ataque, ocurrido en 1990 en un restaurante de la vecina localidad de Cimitarra, también murió la periodista de la BBC, Silvia Duzán, que investigaba la historia.
Ese mismo año, finalmente "se firmó un 'pacto de caballeros' con los paramilitares", por el cual en un área de unas 100.000 hectáreas "no agrederían a la comunidad", apuntó Cristina Serna, presidenta de la ATCC.
"Todo acuerdo que hacíamos con los grupos, se lo comunicábamos al Ejército", añadió sobre el tercer actor en este enfrentamiento fratricida en Colombia, que desde los años 1960 ya deja 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y unos 6,8 millones de desplazados.
Las amenazas siguen, pero la comunidad ha sido capaz de contenerlas.
"Es un respiro, pero no se puede descansar ni siquiera una vez que se retiran guerrilleros y paramilitares", declaró a la AFP Manuel Solzano, secretario de Interior de Santander.
- De La India a La Habana -
Con el fin de esas pláticas con guerrilla, paramilitares y Ejército, empezó a elaborarse el posconflicto en La India. "No pensemos que con firmar los acuerdos llegó la paz a la región. Desde ahí se empieza a construir el verdadero proceso", señaló la presidenta de la ATCC.
La ATCC, que trabaja en base a un "plan de vida" que incluye proyectos de cultivo y modernización del campo, mejoramiento de viviendas, construcción de escuelas rurales, retorno de desplazados y capacitación en construcción de paz, también gestionó la integración de desmovilizados de los grupos armados.
"En el campo nos encontramos con guerrilleros desmovilizados y (exmiembros de las) autodefensas, pero no se habla de perdón. Toca trabajar y callar", sostuvo Jorge Elieseo Moreno, de 31 años, nueve de ellos como mecánico en el pueblo.
La experiencia de La India demuestra que se pueden mantener territorios libres de violencia, pero también que la reconciliación está todavía lejos, dijo a la AFP Ariel Ávila, de la Fundación Paz y Reconciliación.
"Un reto que se viene ahora en Colombia es la catarsis social que habrá con la justicia de paz, las verdades que se van a decir y el perdón que se va a pedir", agregó el analista, señalando lo que considera "una diferencia fundamental" entre el posconflicto a escala local y nacional.
Para Córdoba, el logro de La India es "un milagro". "Lástima, en esa negociación (en La Habana) debieran de haber ocupado a alguno de estos campesinos sin letras. Esta paz que estamos logrando aquí no la consigue el gobierno con las armas".