La incógnita de una masacre | El Nuevo Siglo
Foto archivo Agence France Press
Domingo, 8 de Octubre de 2017
Redacción internacional con AFP
No hay pistas creíbles sobre móviles que tuvo Paddock para disparar a mansalva contra la multitud, quitando la vida a 59 personas e hiriendo a 500 más

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Una semana después del ataque más trágico en la historia de los Estados Unidos, continúa en el misterio las razones por las cuales el jubilado y adinerado, Stephen Paddock, planeó y realizó su criminal plan, llevándose la vida de 59 personas e hiriendo a 500 más antes de suicidarse.

Las autoridades no tienen ninguna pista creíble sobre el móvil que tuvo ese hombre de 64 años para convertirse en un tirador sin piedad, atrincherado en el piso 32 del hotel casino Mandalay Bay de Las Vegas, contra la multitud que disfrutaba, desprevenida y alegre, de un concierto de música country.

El demencial ataque del pasado domingo fue tan impensable como inesperado. Paddock no tenía antecedentes penales ni figuraba en ninguna lista de sospechosos o presuntos extremistas estrechamente vigilados por los organismos de seguridad estadounidenses. Para su hermano era una persona normal, que jugaba golf, gustaba de las apuestas y la buena comida. Y, para su novia, la filipina Mariloy Danley, radicada en Las Vegas, era una persona bondadosa, cariñosa y tranquila.

El hermano del agresor había dicho a las autoridades que lo único que había notado diferente en él era que últimamente hablaba más de religión y que parecía que se había convertido al islam. Esa afirmación fue aprovechada por el Estado Islámico, para salir pocas horas después del luctuoso hecho a asegurar que  Paddock era uno de sus “soldados” y que tenía el nombre de guerra Abu Abdel Bar al Amriki ("El americano").  Sin embargo, ni las autoridades locales ni el FBI han logrado encontrar esa conexión o cualquiera otra que pudiera evidenciar que efectivamente era un “convertido” religioso y que habría actuado como un “lobo solitario” en cumplimiento de una misión extremista del EI.

Al final de semana, las autoridades de Las Vegas reiteraron que no hay ninguna pista creíble sobre las razones que tuvo este hombre, residente en Mesquite, un pueblo de 20.000 habitantes que crece con casinos a 130 km de la meca del juego, y que para sus vecinos era discreto y tranquilo, para realizar su mortífero ataque. Lo único certeza sobre el mismo es que fue planeado.

Y así lo demuestran no sólo que se hubiera instalado tres días antes en el mencionado hotel, sino que se dotó de un arsenal: 23 armas en la habitación que tomó en el piso 32, montones de municiones y dispositivos que convirtieron rifles de asalto en armas automáticas que disparaban como metralletas. Otras 19 armas, varios kilos de explosivos y miles de municiones fueron encontradas en su residencia de Mesquite.

La experiencia policial y pericial señala que generalmente los sicópatas, terroristas y asesinos en serie hacen público los móviles de sus acciones, las autoridades centraron sus investigaciones en buscar algún mensaje o rastro que Phaddock hubiera dejado con ese fin. Sin embargo, el grupo investigador admitió que no han hallado nada.

"En el pasado, las motivaciones para los ataques terroristas o los asesinatos en masa estaban claramente explicadas en una nota, en las redes sociales, por una llamada telefónica o incluso indagando en los datos informáticos de una computadora…Hasta la fecha, nuestra investigación no ha encontrado ninguna de estas cosas", dijo un miembro del equipo policial de Las Vegas, quien sin embargo fue enfático en señalar que seguirá la investigación hasta que todos los detalles salgan a la luz.

Otro dato considerado clave y tras el cual se han profundizado las pesquisas es que a comienzos de agosto una persona que se identificó como Stephen Phaddick había hecho telefónicamente una reserva en el hotel Blackstone de Chicago, ubicado en frente, a escasos metros del lugar donde se realizó el  célebre festival Lollapalooza, que presenta destacados artistas y por lo cual congrega a miles de personas.

El Blackstone  es un histórico hotel de lujo en que  se han alojado jefes de Estado, como el exmandatario Jimmy Carter, y artistas como Nat King Cole y Rudolph Valentino.

"Hubo una reserva bajo el nombre de Stephen Paddock", dijo la vocera del hotel Blackstone, Emmy Carragher. Explicó que “no tenemos confirmados si fue el mismo Paddock que actuó en Las Vegas y se suicidó, porque aunque hizo la reserva nunca se registró.

Sin embargo, la vocera llamó la atención de que dicha reserva era del 2 al 5 de agosto, fecha que coincidía con las  del  Lollapalooza que se realizó en el Grand Park.

Según reportede NBC News, Paddock específicamente hizo búsquedas en internet sobre el Lollapalooza. Otras informaciones dan cuenta de que también habría hecho búsquedas sobre eventos masivos en otras ciudades de Estados Unidos.

El periódico Boston Globe dijo que Paddock investigó en internet sobre el estadio de béisbol Fenway Park y el Centro para las Artes de Boston, un lugar más pequeño. Estos hallazgos parecen indicar que Paddock planificó un ataque durante al menos dos meses que finalmente concretó en Las Vegas. 

“Armado hasta los dientes”

Otro hecho que tiene desconcertadas a las autoridades es que no saben por qué y cómo Paddock transportó un vasto arsenal de armas al hotel de Las Vegas desde donde realizó la matanza.

El comisario de la ciudad, Joseph Lombardo, dijo que la escala de los preparativos, incluyendo armas, municiones y equipo electrónico almacenado, hace pensar que Paddock puede haber tenido un cómplice, pero hasta ahora no se ha identificado ninguno.

Y la pregunta que sigue flotando en el ambiente es ¿cómo pudo Stephen Paddock amasar tal arsenal sin haber despertado sospecha alguna o disparar alguna alarma por los registros que se llevan sobre los compradores de armas?

Como se sabe en Estados Unidos, y particularmente en estados como Nevada es fácil adquirir y legal adquirir armas. Y aunque el país es conocido por tener leyes laxas sobre las armas, existen restricciones a las compras de numerosas pistolas. Pero si alguien quiere juntar un arsenal de rifles como el de Paddock, puede hacerlo sin que nadie se entere.

La mayor parte de la venta de armas se realiza a través de vendedores con licencias federales que deben someter a los compradores a una revisión de antecedentes penales. El FBI comparará sus nombres con tres bases de datos de criminales.

Esas bases de datos no siempre son perfectas, pues dependen del levantamiento de información, a veces irregular, de los estados. Dylan Roof, el supremacista blanco que mató a nueve negros en una iglesia en Charleston, Carolina del Sur, en junio de 2015, burló los controles y adquirió una pistola pocas semanas antes, a pesar de haber sido condenado por drogas.

Desapercibido

Pero si una persona no tiene una historia criminal -y Paddock evidentemente no generó alarmas- puede comprar cuantas armas desee.

Laura Cutilletta, directora legal en el Law Center to Prevent Gun Violence (Centro Legal para Prevenir Violencia de Armas), señala que existen algunos controles. Los vendedores acreditados, que manejan quizás 60% de todas las transacciones, deben reportar las ventas de múltiples armas a la Oficina federal para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego estadounidense (ATF). "Múltiple" se refiere a dos o más armas a un mismo comprador en menos de cinco días laborales.

Tres estados -California, Nueva York y Nueva Jersey- prohíben ventas de más de una pistola en periodos de entre 30 y 90 días. Fuera de eso, el país es un mercado abierto que exime a vendedores privados de armas usadas de comprobar los antecedentes penales, y permite sin restricciones las compras de armas largas.

En Nevada, donde la laxitud frente al sexo y el juego se extienden a las armas, habría sido fácil para Paddock acumular todo su arsenal pasando desapercibido. "No hay manera en que el ATF o el FBI podrían haber sabido", dijo Cutiletta.

Y, otro hecho que ratifica que Paddock premeditó su criminal accionar fue que tras la inspección del arsenal se evidenció que algunos de los rifles los había modificado para que funcionaran como armas automáticas, como metralletas.

Él era un conocedor de armamento y por ello logró hacerlo con tan solo US$100, adquiriendo un “bump stock”, una culata con un mecanismo de resortes, que, al jalar una vez el gatillo, permite al arma seguir disparando usando su propio culatazo. Con eso puede disparar 600 balas por minuto o más, como efectivamente ocurrió.

Pero los anteriores interrogantes, que van desde si era un “militante” del Estado Islámico hasta las razones que lo llevaron a cometer el ataque parece que quedarán en el misterio. Solo Paddock tenía esas respuestas, y se las llevó a la tumba.

 

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