La huelga de mina Escondida en Chile cambia de escenario | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Viernes, 10 de Marzo de 2017
Redacción Web con AFP

La huelga en la mina Escondida, la mayor productora mundial de cobre, completó su día 30, sin avances ni contactos entre las partes pero con la posibilidad de que la empresa contrate trabajadores de reemplazo para reanudar las faenas.

El esperado día 30 de paralización se vivió sin embargo como uno más en el campamento que los mineros en huelga montaron en pleno desierto de Atacama, a los pies del yacimiento desde donde se extrae el 5% del cobre mundial.

Desde este viernes, la accionista mayoritaria del yacimiento, la gigante BHP Billiton, puede contratar a trabajadores de reemplazo para reactivar las faenas.

La ley laboral chilena la faculta para eso a partir del día 30 de paralización, cuando los trabajadores en huelga se pueden 'descolgar' de la movilización y retornar a sus puestos de trabajo.

"El tema de los reemplazos es algo que iremos analizando día a día. A partir del día 30 hay condiciones que cambian y tienen que ver con la figura de los descuelgues", dijo al diario El Mercurio de Antofagasta, Patricio Vilaplana, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Minera Escondida.

Pero los trabajadores de Escondida confían en la unidad del sindicato, al que están inscritos 2.500 trabajadores, y han advertido ya que no permitirán el ingreso a las faenas de trabajadores de reemplazo.

"El ánimo en general de los trabajadores es bueno (...). Cuando partimos, muchos veían que iba a ser duro cumplir los primeros 30 días. Y hoy nos damos cuenta de que ya estamos. Estamos en la mitad del camino y vamos a los 60 (días)", dijo a la AFP el vocero del sindicato Carlos Allendes.

 

- Millonarias pérdidas -

En estos 30 días de paralización minera Escondida dejó de producir unas 100.000 toneladas de cobre y analistas anticipan que le será ya casi imposible cumplir su meta de producción anual de 1,07 millones de toneladas.

El sindicato calcula, en tanto, que las pérdidas bordean los 500 millones de dólares al cumplirse el primer mes de paralización, la más extensa en la historia de la mina Escondida.

Las autoridades chilenas esperan también un impacto en la economía local. El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, aseguró esta semana que la paralización del gigantesco yacimiento "tiene efectos notorios en todas las cifras".

Además de sus 2.500 trabajadores, Escondida da empleo indirecto a otros 8.000 trabajadores en la ciudad de Antofagasta, a unos 1.300 km al norte de Santiago.

De momento, el precio del metal se ha mantenido estable en torno a los 2,60 dólares la libra, aunque el escenario podría cambiar a partir de este viernes. A la paralización en Escondida se sumó una huelga en la mina de cobre Cerro Verde de Perú, la más grande de ese país, controlada por Freeport-McMoran, y que produce cerca de 500.000 toneladas al año.

A ello se suma la paralización de la segunda mayor mina del mundo, Grasberg, en Indonesia, operada también por Freeport-McMoRan, tras la adopción por el país de una nueva reglamentación minera.

 

- Conversaciones trabadas -

 

La última reunión formal entre la compañía y el sindicato de la mina Escondida tuvo lugar  hace más de dos semanas. Desde entonces no han vuelto a tener ningún contacto, confirmó Allendes a la AFP.

Los trabajadores exigen que la minera cumpla tres compromisos: mantener los actuales beneficios negociados hace cuatro años, mantener los mismos horarios de trabajo y que las condiciones sean las mismas también para los nuevos contratados.

Piden, además, un bono de casi 40.000 dólares y un aumento salarial de un 7%. La empresa les hizo una primera oferta de un bono de casi 12.000 dólares.

Con un precio del cobre en los mercados a casi la mitad del que tenía en 2013, cuando superó los cuatro dólares por libra, la empresa afirma que el escenario mundial es ahora muy distinto al negociado hace cuatro años, cuando les entregó a sus trabajadores el mayor bono de la industria por casi 30.000 dólares.

Mientras se resuelve el conflicto, unos 1.200 trabajadores se turnan para acampar en una pequeña ciudadela montada a los pies del yacimiento, la que después de 30 días de movilización luce cada vez más equipada, con mineros agrupados en especies de villas de carpas, con baños privados, duchas y lugares de esparcimiento en los que intentan capear de mejor forma las inclemencias del desierto chileno.