La guerra de ‘los seis días’ cambió Medio Oriente | El Nuevo Siglo
Foto tomada de imágenes Montevideo
Sábado, 3 de Junio de 2017
Agence France Presse

La contienda bélica entre Israel y los países árabes de junio de 1967, la legendaria "Guerra de los Seis Días", cambió radicalmente el mapa de Medio Oriente y marcó un giro en la historia de la región.

Entre el 5 y el 10 de junio Israel invadió el Sinaí egipcio, Cisjordania, la Franja de Gaza, Jerusalén Este y la meseta siria del Golán, con una guerra relámpago cuyas consecuencias todavía se sienten 50 años después.

Desde entonces, Israel se retiró del Sinaí, pero anexionó el Golán y Jerusalén Este, y Cisjordania sigue ocupada. También se retiró de la franja de Gaza pero la mantiene bajo bloqueo.

Israelíes y palestinos conmemoran el lunes el 50 aniversario de la guerra de los Seis Días, un conflicto que cambió la faz de Medio Oriente y dejó una estela de cinco décadas de violencia, de planes de paz abortados y de decepción. 

Israel, amo del cielo

Varias semanas de tensión precedieron la guerra. En mayo, Egipto, dirigido por Gamal Abdel Nasser, exigió y consiguió la retirada de los Cascos azules del Sinaí y luego cerró el estrecho de Tirán a los barcos israelíes, lo que desató el bloqueo del golfo de Áqaba.

En la madrugada del lunes 5 de junio de 1967 los cazabombarderos israelíes atacaron las bases aéreas egipcias. Los blindados israelíes se dirigieron hacia el frente egipcio. Los países árabes se declararon en guerra contra Israel. Jerusalén acabó bajo el fuego de los morteros.

Por la noche, el gobierno israelí anunció haber puesto fuera de combate a la aviación egipcia. 

Caída de Gaza

El 6 de junio, el ejército israelí se apoderó de Gaza, entonces bajo administración egipcia. Las tropas israelíes entraron en el sector árabe de Jerusalén.

Después de una larga reunión entre Estados Unidos y la Unión Soviética, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó por unanimidad una resolución pidiendo un alto el fuego inmediato.

Jordania acata

El 7 de junio estalló una gran batalla entre blindados en el corazón del Sinaí, mientras que el ejército israelí ocupaba la ribera oriental del canal de Suez. La marina se apropió de Sharm el Sheij y despejó el golfo de Áqaba.

"El grueso del ejército egipcio huye en desorden y hemos ocupado la mayor parte del Sinaí", declaró el comandante en jefe del ejército israelí, el general Itzhak Rabin.

Los barrios judíos de Jerusalén son bombardeados.

Las tropas israelíes entraron en el casco antiguo de Jerusalén y el primer ministro israelí, Levi Eshkol, visitó el Muro de los Lamentos.

El ejército israelí ocupó la mayor parte de la ribera occidental del Jordán. Jordania aceptó el alto el fuego.

"Hemos logrado los objetivos políticos y de seguridad", declaró el ministro de Defensa, general Moshé Dayan.

Egipto tira la toalla

El 8 de junio, los israelíes llegaron al canal de Suez. La radio de El Cairo esperó hasta la noche para anunciar la aceptación del alto el fuego pedido por el Consejo de Seguridad y anunciado antes por la prensa extranjera.

La Casa Blanca informó que el teléfono rojo que comunica directamente la presidencia de Estados Unidos con el Kremlin se usó varias veces durante la crisis.

Se registraron disparos de artillería en la frontera israelo-siria.

Reacción política de Nasser

El 9 de junio, el presidente Nasser anunció su dimisión en un discurso televisado. El mundo árabe quedó consternado. En las calles de El Cairo, la muchedumbre pidió a Nasser que se quedara, lo que acabará haciendo.

En la frontera israelo-siria, se libraron combates con blindados, artillería e infantería. Los israelíes entraron en el Golán y se apoderaron de la mayor parte de las cimas que dan sobre territorio israelí.

Siria cede

El 10 de junio, Nasser anunció que seguirá siendo presidente "de acuerdo con la voluntad popular".

En el frente sirio-israelí, el combate hizo estragos. Israel había movilizado todo su arsenal militar para aniquilar las posiciones sirias. Tras la caída de Quneitra, Siria se doblegó y puso fin al combate.

En seis días Israel rompió el mito de Nasser, derrotó a tres ejércitos árabes que amenazaban su existencia y fijó él mismo sus fronteras en el canal de Suez, el Jordán y el Golán, causando una profunda conmoción en el mundo árabe.

Un capítulo ‘doloroso’

En estos 50 años, Israel firmó acuerdos de paz con Egipto y Jordania, pero las relaciones con los palestinos de Jerusalén Este, de Cisjordania y de Gaza quedaron maltrechas.

El gobierno de Netanyahu está considerado como el más a la derecha de la historia de Israel y la influencia de los pacifistas va a menos.

Entre los palestinos, el presidente Mahmud Abas, de 82 años, es impopular. Hamas intenta suavizar su imagen pero se mantiene firme en su rechazo a reconocer a Israel. Las últimas negociaciones israelo-palestinas fracasaron en 2014.

Un reciente sondeo israelí indica que 78% de los israelíes no vislumbra posibilidad alguna de acuerdo de paz en un futuro previsible. Otra investigación, del lado palestino, muestra que para el 60% de los interrogados la solución de los dos Estados no es viable.

Aliza Lavie, diputada israelí centrista, respalda la idea de los dos Estados pero estima que el país debe ser realista.  "Deberíamos volver a la mesa de negociaciones y hallar una solución", dice, "pero debemos hacerlo sin perder de vista la necesidad de protegernos".

Hanan Ashraui, miembro de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) era estudiante en Beirut en 1967 y no regresó a su Cisjordania natal hasta seis años después. Se refiere a 1967 como el "capítulo más doloroso" de su vida.

"No es algo abstracto o que se remonte a hace 3.000 años", dice, "no sólo crean un Estado en tu propia tierra sino que ahora ves cómo se extiende y además te mantiene en cautiverio y te priva de tus derechos más elementales".