La gran indecencia parlamentaria | El Nuevo Siglo
Lunes, 5 de Septiembre de 2011

Que el Congreso Nacional abra una licitación valorada en $40.000.000.000 para tomar en alquiler 476 vehículos, que adjudicará en enero, de los cuales entregarán dos para el servicio a cada congresista. El costo mensual por cada automotor será de $7'000.000, mientras miles de damnificados de la pasada tragedia invernal continúan en la cochina calle, viviendo de la caridad pública.


La indecencia mínima. Que el salario mínimo de un trabajador raso sea hoy de $532.500/mes y el de un Congresista de $33'996.000, pudiendo llegar, con dietas y otras prebendas, a $38'500.000/mes. Con oficinas, asesores, teléfonos fijos y celulares, carros, tiquetes aéreos gratuitos, además de los mejores servicios de salud.


Otras indecencias. Indecente es quien afirma que es riqueza ganar en Colombia $187.000. Indecente resulta que un profesor, un maestro, un catedrático universitario o un cirujano de salud pública, ganen menos que el concejal de un municipio de tercera categoría. O que los políticos se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca (siempre por unanimidad, por supuesto y, al inicio de la legislatura).


Tenemos más. Es indecoroso que un ciudadano se vea obligado a cotizar hasta 35 años y tener 62 años para percibir una pensión y otros -para cobrar la pensión máxima- sólo necesiten jurar el cargo y estar un tiempito devengando de lo lindo. Es indecente que los congresistas sean los únicos trabajadores de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo. Y que en la administración de justicia haya sueldos astronómicos que ya desearían los técnicos más calificados.


Más indecencias. Que el ingente dinero destinado a sostener a los partidos sea aprobado por los mismos políticos que viven del erario. Es indecoroso que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo. (Ni cultural, ni intelectual.) ¡Sólo basta estar en la bancada mayoritaria y patrocinado por dineros sucios!


Contratación indecente. Indecente es el político que es elegido, se llena los bolsillos de dinero en lugar de gobernar y solo quiere contratar. Indecente es el costo que representa para la administración de justicia los viáticos, viajes (siempre en primera clase), comidas, comunicaciones, guardaespaldas, escoltas, carros último modelo blindados, tarjetas de crédito y varios etcéteras y se le niegue a los soldados de la patria un aumento digno en sus salarios y los presupuestos no alcancen ni para sus prótesis en los hospitales.


Otro torrente. Mortificante que los congresistas tengan seis meses de vacaciones remuneradas al año. Irrita que el dinero de las regalías, destinado al desarrollo de las regiones y clases menos favorecidas, se quede en manos de gobernadores y alcaldes corruptos y sus secuaces. Indigna que a los abnegados soldados de la patria que dedicaron su vida para hacer de Colombia un mejor país, queden en la más completa ruina, sin un defensor pagado por el mismo Estado. ¡No hay derecho!