La estrategia. Cuando el ganadero necesita embarcar un ternero, despacha toda la manada que incluye el eral requerido. Sucede lo mismo cuando se trata de devolver vivo un toro a los corrales y les envían a la arena a unos atolondrados bueyes, provistos de sus respectivos cencerros, para que lo conduzcan al destino señalado por el palco presidencial que dirige la marcha de la corrida. Esto fue lo que pasó al anochecer del lunes, en la Casa de Nariño, con el súbito remezón en la cúpula militar y de la policía.
El régimen no perdona. Como lo dijo Nicolás Maquiavelo, el príncipe nunca olvida y el régimen no perdona. El presidente Santos barrió con todo el alto mando para sacarse del zapato la piedra que le incomodaba: el general de cuatro estrellas León Riaño, director de la Policía Nacional.
Aunque el ministro de la Defensa, Juan Carlos Pinzón, sostiene una y otra vez que la caída de Riaño no tuvo que ver con la todavía reciente invocación que hizo (favorable al expresidente Uribe, el jefe de la oposición), amigos del Gobierno creen a pie juntillas que el alto oficial pagó un alto precio por su lealtad a su anterior jefe y su deslealtad con Santos.
Se la cobraron. Dijo a la letra el general Riaño, ante más de cincuenta oficiales, en una conferencia privada, en la academia de la institución a su mando, que “con razón la gente extraña tanto a Uribe”. Nunca se supo quién grabó las palabras del Director de la Policía y filtró el casete a La FM de Vicky Dávila. El mismo día que se alborotó el cotarro muchos periodistas concluimos que el General había quedado listo para pasar a retiro, al volverse un hombre incómodo para el Mandatario.
Consolación diplomática. Ya está confirmado que los salientes altos mandos de las Fuerzas Armadas sacrificados al anochecer del lunes pasarán de inmediato al servicio diplomático. Lo que falta por averiguar es si a Riaño también le darán embajada, a manera de premio de consolación, o si lo mandarán al asfalto vistiendo su Everfit de modelo reciente, todo por haberle ocasionado un enorme daño a la imagen presidencial y a la llamada seguridad democrática.
Los que salen y los que llegan. El general Sergio Mantilla, quien se venía desempeñando como comandante del Ejército Nacional, fue relevado de su cargo y en su remplazo entra el general Juan Pablo Rodríguez.
El general Leonardo Barrero será el nuevo comandante de las Fuerzas Militares. Barrero comandó el bloque conjunto del suroccidente del país, dicha fuerza fue activada por el expresidente Uribe y tomó relevancia con la presidencia de Santos. También hubo cambios en la Armada y la Fuerza Aérea.
Entre los cuatro militares podría estar el alto mando que le sopló al jefe de la oposición la suspensión de operaciones para permitir la salida, en avión, de guerrilleros que se iban a sumar a los diálogos de Cuba.