La carrera séptima está libre de ventas ambulantes | El Nuevo Siglo
Lunes, 18 de Enero de 2016

Si no ha ido en los últimos días de este nuevo año, los invitamos a que hagan esta visita. La carrera séptima, entre calles 10 y 13 demuestra se encuentra libre de vendedores ambulantes.

 

Comenzamos el recorrido en la calle 10, seguimos hasta la 11, continuamos hasta la 12, 12A, 12B y 12C, y terminamos en la calle 13. No hay ventas ambulantes, pero sí muchos peatones, que gracias al rescate del espacio público pueden caminar con tranquilidad.

 

Asombroso: se ven los avisos de los comercios que funcionan a lado y lado de la carrera séptima. No vimos habitantes de calle recostados en las puertas de los negocios. También desaparecieron las estufas de gas, el olor a grasa, el humo de comida cocinándose a la intemperie y sin ninguna medida sanitaria. El contrabando y la piratería también desaparecieron.

 

Nos llamó particularmente la atención el punto de la carrera séptima a la altura del parque Santander. Allí también se siente una nueva sensación. Hasta este lugar llegó el control de la Policía. Por primera vez en muchos, muchos años, vimos el parque despejado.

 

Estamos de acuerdo en que el Distrito debe encontrar ayudas para que los vendedores ambulantes tengan opciones de ingresos, pero los peatones no pueden seguir en la trastienda de las decisiones. Está bien que recuperen el derecho a caminar, sin el miedo a tropezarse con puestos de ventas de cualquier cosa ubicados sobre el andén y sin la presencia de la Policía.

 

Está bien que los peatones puedan caminar sin miedo a que entre el tumulto de ventas ambulantes que no dejan espacio para caminar los ladrones les metieran la mano a sus pertenencias y se escabulleran entre el desorden. Está bien que los peatones no tengan que estar sometidos al acoso de los vendedores.

 

Los policías que encontramos en el recorrido nos contaron que no ha sido fácil. Muchos vendedores los han atacado con objetos contundentes. Hasta con ladrillos han sido agredidos los policías. Les han votado encima productos de los mismos que venden como jugos, salpicón, masato, etc.

 

Y lo más grave en uno de estos enfrentamientos con los vendedores un policía resultó gravemente herido de una puñalada. Ellos reiteran que no ha sido fácil despejar el espacio público en este sector, pues los ambulantes no aceptan que el espacio público es un derecho para todos y que no pueden ubicarse donde a ellos les provoca, sin ningún control.

 

También presenciamos una requisa practicada por dos jóvenes uniformados. El requisado asumió un tono provocador, intentando que los policías lo agredieran. Vimos y escuchamos como los insultó, los retó, los increpó para que lo golpearan. No fue fácil, pero los uniformados mantuvieron la calma.

 

Se necesita mucha solidaridad ciudadana, mucha colaboración, mucha consciencia de que el interés general debe primar sobre el particular. Los peatones tienen derechos. Pero deben reclamarlos y aprovechar cuando las autoridades les devuelven la tranquilidad para caminar sin ser agredidos, sin ser asaltados, sin ser perturbados.

 

En estos primeros 18 días los vecinos, los propietarios de almacenes, los transeúntes, han recibido con descanso la labor que se ha emprendido de liberar el espacio público del desorden de las ventas ambulantes en la Plaza de Bolívar y en el tramo peatonalizado de la carrera séptima.

 

El panorama de la carrera séptima, sin embargo, es otro a partir de la avenida Jimenez y hasta la calle 24. Allí las estufas improvisadas con pipetas de gas siguen funcionando entre los peatones; el contrabando sigue en el piso en puestos estacionarios. El desorden sigue imperado. Cuando los policías pasan,  los vendedores corren y esperan a que pase la ronda, y cuando se van vuelven a ocupar el espacio público. Si duda necesitamos medidas más estructurales porque el juego del gato y el ratón entre policías y vendedores no garantiza una tranquilidad y una seguridad estables en el centro.