Marcela Madrid Vergara
Periodista EL NUEVO SIGLO
La contienda por ocupar las dos curules reservadas para la circunscripción especial de negritudes cuenta este año con 77 candidatos pertenecientes a 29 movimientos políticos. Un número amplio si se compara con los 13 partidos que aspiran a quedarse con las otras 265 curules del Congreso.
Esto se da, según la exdirectora e investigadora de Congreso Visible, Mónica Pachón, porque “todo el mundo puede participar (en estos movimientos). Como es difícil definir quién es afro, el Ministerio del Interior acepta cualquier partido; generalmente son partidos de garaje, de líderes comunitarios que seguramente arman un movimiento y nunca vuelven a aparecer”. Además, el hecho de que no requieran umbral y las curules sean fijas las hacen aún más apetecidas.
Las exigencias para registrar una organización afrodescendiente ante el Ministerio, según el decreto 3770 de 2008, son: tener más de un año de existencia, un mínimo de 15 miembros, incluir dentro de sus objetivos la promoción de los derechos de estas comunidades, especificar los estatutos de la organización y llenar un formulario.
¿Qué tan afro son?
Pastor Elías Murillo, miembro del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de la ONU, habla de oportunistas que, sin tener ningún tipo de interés en las necesidades de las negritudes, buscan hacerse con estas curules.
Uno de los debates más álgidos se ha dado por cuenta de esos movimientos y candidatos que no pertenecen a la comunidad afro. Algunos de los casos más sonados han sido los de los miembros del movimiento Fundación Ébano de Colombia: Moisés Orozco, Álvaro Rosado y Maria del Socorro Bustamante. Esta última aterrizó en la circunscripción de negritudes luego de que Cambio Radical le quitara el aval por sus nexos con la empresaria del chance Enilce López ‘La Gata’.
Otro ejemplo de un aspirante mestizo a una curul afro es Iván Rodríguez, candidato por el movimiento ‘Consejo Comunitario de los corregimientos de San Antonio y El Castillo’. Él asegura que aunque no pertenece a la población negra, se siente en capacidad de representarla pues trabaja desde hace varios años con colectivos afro de la Comuna 13 de Medellín. “En este ejercicio la pretensión es vincular, porque lo afro no es excluyente del resto de la sociedad, se tienen que relacionar con blancos, mestizos e indígenas. No podemos seguir enviando más mensajes de que lo afro es excluyente y cerrado”, expresó a EL NUEVO SIGLO.
Rodríguez denomina su candidatura como una “propuesta social”, que aunque se centra en las necesidades de los afrodescendientes, también incluye las inconformidades de grupos cristianos, Lgbti y asociaciones comunales.
A las quejas de algunos sectores afro sobre estos candidatos “no afro”, se suman las dudas frente a movimientos como MIO, fundado por el exsenador Juan Carlos Martínez, condenado por parapolítica e investigado por narcotráfico; y Afrovides, ligado al político sucreño Yahir Acuña, investigado por parapolítica.
La historia de las sillas afro
Precisamente Acuña es, junto con Heriberto Arrechea, uno de representantes que actualmente ocupa estas sillas. En el pasado, estos cargos han estado en cabeza de Alexa Valencia, Sigifredo Morales, Agustín Valencia, la alcaldesa de Quibdó Zulia Mena, el exfutbolista Willington Ortiz y la medallista olímpica María Isabel Urrutia.
En un balance de estos nombres, Mónica Pachón considera que “efectivamente se ha dado la representación étnica. Sin embargo, eso no asegura efectividad, no me parece evidente que los personajes que han estado en esas curules hayan sido los grandes representantes de los intereses afro”.
Murillo confirma esta apreciación: “Los resultados de la gestión de esta bancada no han respondido a las expectativas de la población negra. No hay un resultado significativo en la promoción de leyes ni en la participación política. Ellos están en deuda con la población afrocolombiana y con el país”.
LA CIRCUNSCRIPCIÓN especial de comunidades negras fue creada a través de la Constitución del 91. / Foto Fedemichocó
Recuadro
Alternativas de forma y de fondo
Ante este panorama, se han planteado varias soluciones, desde reformar la manera como se conforma la circunscripción de negritudes, hasta eliminarla. Se ha propuesto aumentar los requisitos para inscribir estas listas y, por otra parte, que se haga una consulta previa para elegir a los representantes de dichos movimientos.
Una solución alejada de estas reformas legales es planteada por Pastor Murillo, y se centra en buscar cambios estructurales dentro de la dispersa y fragmentada población afrocolombiana para lograr que se cohesione en torno a una política coherente: “Si se presentan de manera organizada, sólida, con candidatos realmente visibles; aunque se postulen todos los oportunistas que quieran, independientemente del color; finalmente en las urnas se impondría la representación legítima de la población afrocolombiana. Ese, creo yo, es el camino”.
Para Murillo, la evidencia de que eso se puede lograr y traducir en leyes positivas es el caso de Zulia Mena, a quien “el país identificó como una líder legítima de la población afrocolombiana y obtuvo la segunda votación a la Cámara de Representantes con 40.000 votos en un hecho inédito”.
Ya sea a través de una reestructuración jurídica o de una transformación social, lo cierto es que la circunscripción afrodescendiente debe dar un giro. Esos dos escaños en el legislativo, que creó la Constitución de 1991 para darle garantía de participación a minorías históricamente excluidas, necesitan recobrar su legitimidad.